Apuntarse a clase de Religión Católica

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Cartas al director
PEDRO MORENO Delegado diocesano de Enseñanza
Estamos, en España, en el 70% de alumnos matriculados en clase de Religión y Moral Católica. Una cifra enormemente significativa. La misma cifra, por cierto, corresponde a nuestra diócesis de Sigüenza-Guadalajara. Estamos también en el 70% de niños y jóvenes matriculados en la clase de Religión en nuestros colegios.

Llegado este momento, de admisión y matriculación de alumnos para el próximo curso escolar 2010-2011, los padres, que han de ejercer su derecho, recogido en nuestra Constitución española (art. 27,3), a educar a sus hijos según sus propias convicciones, y que así lo deseen, deben apuntar a sus hijos a la clase de Religión.

Recordamos algunos motivos o razones para apuntarse a esta clase.

Primero. La clase de Religión te educa para ser feliz. Lo que Dios nos ha revelado y manifestado, y por tanto lo que aprendemos en la clase de Religión, es precisamente eso: cómo tenemos que vivir y por qué sendas y comportamientos tenemos que avanzar para ser felices y dichosos en ésta y en la otra vida. Lo que nos promete Jesús es la dicha: Dichosos los que trabajan por la paz…; dichosos los limpios de corazón… La Religión no nos enseña el camino de la muerte o la destrucción, sino que nos enseña el camino de la vida. Esta asignatura, que es la asignatura de Jesús, no nos educa para ser desdichados, sino para ser felices.

Segundo. La Religión te muestra la grandeza del camino del amor. Es la mejor respuesta pedagógica al anhelo y necesidad de amor que anida en el corazón del hombre. “Nadie puede vivir sin amor”, decía el Papa Juan Pablo II. La Religión nos enseña a amar a Dios por encima de todo y a amar a todos los hombres con categoría de auténticos hermanos. La Religión nos descubre la grandeza de la entrega y la generosidad, la grandeza de pasar por la vida, al estilo de Jesús, haciendo siempre el bien y haciéndolo a todos.

Tercero. La Religión te ayuda a comprender tu historia y tu cultura. Nuestras raíces y nuestra historia son claramente raíces e historia cristianas. Nuestra cultura y nuestros valores están urdidos de elementos y fundamentos cristianos. La Religión, por tanto, nos ayuda a entender e interpretar nuestro arte y nuestra literatura, nuestras fiestas y nuestras costumbres, nuestros ritos o nuestros calendarios… Sin el conocimiento de la Religión casi todo eso se nos muestra opaco e incomprensible.

Cuarto. La clase de Religión de educa para gozar del entorno y la naturaleza. Te enseña a descubrir la belleza y la grandeza de todo lo que te rodea. La Religión te enseña a ver y contemplar la naturaleza como un verdadero regalo de Dios para los hombres. Te enseña a verlo así y a tratarlo, en consecuencia, con respeto y cariño, con verdadera responsabilidad y sentido solidario, pesando en ésta y también en las generaciones posteriores.

Quinto. La clase de Religión te educa para crecer en ciudadanía. La Religión y sus valores, como son los valores de la paz y la solidaridad, el respeto sagrado e inviolable a cada persona, la justicia y el amor hacia todos, son una clase permanente de educación para la ciudadanía, de la mejor y más constante educación para la ciudadanía. La Religión educa para el cielo y también para la tierra, para anticipar el cielo en la tierra.

Sexto. La clase de Religión te educa en la búsqueda de la verdad y el bien. El corazón del hombre, como nos ha recordado el Papa Benedicto XVI en su encíclica Caritas in veritate, está hecho para el amor y para la verdad. Y la verdad, nos dice Jesús en el Evangelio, nos hace verdaderamente libres. La Religión nos educa pera la verdad y no para la mentira, para el bien y nunca para el mal, para la justicia y no para la injusticia. Séptimo. La clase de Religión te lleva a conocer, amar y seguir a Jesucristo. Jesucristo es quien da sentido y valor a nuestra vida y a todos nuestros actos. Él es quien “esclarece el misterio del hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación”. Él es el camino, la verdad y la vida del hombre, de todo hombre. Él es el único nombre que nos puede salvar; es nuestro tesoro, nuestra perla y nuestra esperanza.

Razones sobradas para matricular o matricularse en la clase de Religión.