Aquella dramática cogida de un aficionado en el festival de vaquillas en las ferias y fiestas del año 1983
El equipo médico compuesto por los doctores Ramón Ochoa, Rafael Hernando, Rafael González y el anestesista Javier Martínez logró controlar al herido.
En el rincón de esta semana, en plenas ferias y fiestas de Guadalajara del año 2023, vamos a recordar la dramática cogida que se produjo en el festival de vaquillas posterior al encierro de toros del año 1983.
Era la mañana veraniega del sábado 24 de septiembre; por primera vez en la historia de Guadalajara se había programado la celebración de un encierro con becerras para los más pequeños una vez finalizada la suelta de reses.Una vez terminado el tradicional encierro de toros de las ocho de la mañana, comenzó la suelta de reses para los valientes aficionados.
Justo a las ocho y media de la mañana por la puerta de toriles se soltaba la tercera vaquilla de la mañana.Era una res colorada y con unas astas muy desiguales, desde el comienzo dio muestras de una rapidez endiablada poniendo en apuros a numerosos participantes del evento taurino. Tras tomarse un pequeño respiro en la boca de riego del albero, comenzó una vertiginosa salida sorprendiendo de forma inesperada a uno de los participantes, volteándole de forma muy violenta y lanzándole posteriormente al suelo ante el griterío y pánico de los espectadores que abarrotaban los tendidos de la plaza.
Una vez que el aficionado estaba totalmente tumbado en el suelo, la res le introdujo una de sus astas entre el pañuelo que llevaba anudado al cuello, colándose el cuerno por debajo de la mandíbula y asomando por el comienzo de la boca. De forma inmediata varios mozos acudieron a auxiliarle e intentaron inmovilizar al animal cogiéndole por el rabo, pero pronto comprobaron que la única solución pasaba por amarrar la cabeza para que el cuerno saliese de la zona bucal. Momentos de dramatismo que fueron resueltos por expertos corredores del encierro que de forma heroica lograron retirar el asta de la vaquilla del interior de la boca.
Una vez llevado a la enfermería de la plaza se comprobó que el herido era Antonio Fernández del Río, miembro de la desaparecida peña “La Alegría de Castilla”. En un principio se temió lo peor, ya que algunos familiares y amigos suyos salían de la enfermería llorando de forma desconsolada y totalmente destrozados de dolor.
El equipo médico compuesto por los doctores Ramón Ochoa, Rafael Hernando, Rafael González y el anestesista Javier Martínez logró controlar al herido e igualmente solicitaban de manera urgente una ambulancia para trasladarle al Hospital General. Ante la situación planteada y una vez despejado el recorrido del encierro se decidió celebrar el encierro infantil, aunque con un retraso de una hora sobre el comienzo previsto que era a las diez de la mañana.
Por la tarde el equipo médico interviniente emitió un parte médico en el que se señalaba que el herido había sufrido una herida producida por asta de vaquilla en la cavidad oral, seccionando la musculatura del suelo de la boca y venas yugulares con desgranamiento de lengua y fractura de maxilar superior, con pronóstico de Muy Grave.
De forma milagrosa, varios días después recibió el alta médica y regresaba a Estados Unidos que era su residencia habitual. El equipo médico de la Plaza de Toros de Guadalajara le había salvado la vida.