Aquella tarde que un camión aparcado sucumbió en una calle de Guadalajara

27/01/2019 - 12:00 Eduardo Díaz

Suceso ocurrido en una tarde de verano de 1988 en Bejanque.

Guadalajara quedaba impactada por el derrumbe de una máquina excavadora en los trabajos de reparación de la Plaza del Concejo. Este desprendimiento del vehículo con su conductor incluido, que milagrosamente no resultó herido, nos recordó a la caída que sufrió un camión estacionado en una calurosa tarde del año 1998.

Ese día, nada más terminar de comer, Santiago Muñoz estacionó el camión de su empresa en el comienzo de la avenida de Barcelona. La empresa de los hermanos Muñoz se dedicaba,con sus vehículos pesados, a la recogida de contenedores de obra y en el momento que lo dejó aparcado no llevaba ningún tipo de carga.Tras tomar un café en el bar “ El Fuerte” se dirigió a la nave de su empresa, situada en el populoso barrio de Budierca, llamado así debido a su procedencia árabe, cuyo significado se debía a ser una zona muy húmeda porque por su subsuelo transcurrían barrancos procedentes de la zona del paraje del Sotillo.

Sobre las cinco de la tarde, el camión cayó sepultado sobre el asfalto, primeramente su parte trasera, quedando la cabina mirando hacia arriba. Inmediatamente un vecino de la zona que lo observó llamó a los servicios de emergencia y posteriormente se dirigió a la nave de los hermanos Muñoz, situada en la calle del Doctor Creus y nada más abrirle le dijo de forma ironica:  ¡Pero Santiago, has visto como has aparcado tu camión!

De manera rápida al lugar del suceso acudieron los servicios municipales de Bomberos y Policía Municipal que lo primero que hicieron fue acotar la zona tanto de vehículos como de peatones. Tras verificar que no se había producido ningún herido desviaron la circulación por la antigua carretera de Zaragoza e igualmente se prohibió el paso de personas que querían curiosear sobre lo sucedido. Observaron igualmente como dos turismos se encontraban aparcados y a punto de caer en el socavón, por lo que una vez localizadas sus propietarias, fueron los bomberos los que tras difíciles maniobras lograron evitar males mayores.

Tras llegar al lugar del hecho, el propietario del camión quedó totalmente sorprendido y no se explicaba como su vehículo, sin ningún tipo de carga, podía haber sucumbido bajo el asfalto. La causa de la caída del camión fue la rotura de una tubería de agua del viejo colector que, sumado a las fuertes lluvias que habían caído una semana antes en Guadalajara, había producido una fuerte humedad en la zona. Para rescatar al camión del socavón, cuyo peso era de ocho mil kilos, se utilizaron dos grúas de la empresa “ Fraile”, la cual se encontraba ubicada en el barrio anexionado de Taracena. Una labor que fue muy seguida por los vecinos de la zona y en la cual se tardó más de tres horas.Posteriormente se trasladó al taller de Autodasa, en el polígono del Balconcillo. Todos los gastos de recuperación y reparación del camión fueron asumidos por el Ayuntamiento de Guadalajara y fue a partir de ese momento cuando el Consistorio Municipal modificó la ordenanza de circulación, prohibiendo el estacionamiento de camiones con peso superior a tres mil quinientos kilos en el casco urbano de la ciudad.

  Los trabajos de reparación y saneamiento de la calle se  alargaron durante más de tres meses, aunque esas obras no afectaron a la entrada de vehículos en los garajes particulares de la avenida de Barcelona, aunque eso sí, la circulación estuvo totalmente restringida a los vehículos.