Aquellas antiguas campanadas de fin de año en la plaza Mayor...

31/12/2019 - 16:29 Eduardo Díaz

En el Rincón de Edu recordamos cómo se celebraba la Navidad en Guadalajara hace algunos años. 

Este martes despediremos de manera definitiva a este año que ya da sus últimos coletazos y daremos la bienvenida al año 2020. En este ultimo rincón del año vamos a recordar como se despedía el año en la década de los años sesenta y setenta, en la plaza Mayor de Guadalajara.
   Una vez terminada la cena de Nochevieja, numerosas familias se reunían en las plazas de sus barrios y  se dirigían posteriormente al  ayuntamiento para celebrar la llegada del año con las típicas doce uvas y con sidra. La mayoría de las cuadrillas de amigos procedían de la barriada del Alamín y del desaparecido barrio del Cerro del Pimiento.
   Media hora antes de las campanadas, la plaza del Consistorio se poblaba de gentes con los típicos instrumentos musicales navideños, entre los que destacaban las tradicionales zambombas, las cuales eran rociadas con ajo y calentadas en la lumbre para templarlas. Eran igualmente muy tradicionales los cánticos de picadillo que había entre estas dos barriadas. Los del Cerro del Pimiento, entre otras canciones, cantaban: “ Somos los del barrio de la Guarrina la gente mas fina que el mundo parió, tan pronto robamos gallinas, que sacos de harina y sacos de arroz”. Inmediatamente respondían las rondas del Alamín con sus típicos cánticos: “ Al pasar por el Alamín, hay un almendro florido con un letrero que dice, jódete y no haber venido”.

   En el momento que sonaba la última campanada del reloj municipal la alegría se desbordaba y llegaba el momento de los apretones de manos, abrazos y besos, olvidándose las rencillas y rencores surgidos a lo largo del año.
   Tras el cántico de los villancicos las rondas subían y bajaban por la calle Mayor, los más adultos se quedaban en la parroquia de San Nicolás para oír la primera misa del año. Los decibelios de los cánticos subían de manera considerable a la altura del Casino Principal, lugar en el que se celebraba el tradicional baile de fin de año con orquesta, siendo obligatorio el uso de traje y corbata. La gente humilde demostraba de esa forma que ellos también disfrutaban con la llegada del año nuevo.
    Con la desaparición del inolvidable barrio del Cerro del Pimiento, esta tradición fue decayendo y únicamente acudían algunas familias del Alamín. Por ello en el año 2001 la asociación de antiguos vecinos del Cerro del Pimiento, en colaboración con el Ayuntamiento de Guadalajara, recuperaron  esta bonita tradición y se encargaron  de repartir las doce uvas y la sidra. Unos lamentables incidentes ocurridos en el año 2006, producidos por gentes ajenas de esta asociación, dieron al traste con la ilusión de los que organizaban este entrañable acto, que ya no ha vuelto a repetirse. Desde este rincón, deseamos un feliz y prospero año 2020 a todos los lectores de Nueva Alcarria.