Aquellas medias de seda

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

RAFAEL TORRES, PERIODISTA
“El Atlético, que acaba de ser goleado por el Barça por haber traicionado su esencia”.
La razón por la que el Atlético de Madrid jugó siempre al contrataque era que no tenía equipo para estar atacando todo el rato. La defensa, en general expeditiva, solía contar, sin embargo, con algún genio del fútbol que prefería jugar en la zaga mayormente por molicie, o, si esa apreciación es injusta, por indiferencia a la trepidación y a la ansiedad de la delantera.

Por ejemplo, Luiz Pereira, el único futbolista al que se ha visto levitar para cabecear un balón, y que, cada domingo, alcanzaba andando a los delanteros más rápidos. En la delantera, como es natural, tenía a alguien pillo como Hugo Sánchez, o absurdo y eficaz como Rubén Cano, o elegantísimo como Gárate, y en las bandas, algún driblador y centrador clásico como Ufarte. Pero lo que permitía de verdad al Atleti jugar invariablemente al contrataque, y pese a ello sorprender siempre al adversario y ganar partidos y títulos a manta, era una media, un centro del campo, de seda.

Al contrario que en la vida, que es de los brutos, en el fútbol el que piensa, gana, y el único sitio de la cancha donde se puede y se debe pensar es en el centro del campo, y si no, que se lo pregunten al Barcelona de Xavi, Iniesta y compañía. El Atlético, que acaba de ser goleado por el Barça precisamente por haber traicionado su esencia y sus raíces, lleva jugando sin gente que piensa casi desde que Gil y Gil se adueñó del equipo, pues no iba el infausto personaje, que en paz descanse, a tener un equipo donde nadie hiciera lo que él, el amo, no había hecho nunca.

Marcial, Leal, Dirceu, Luis, Abelardo, Caminero, Ayala, Irureta, Valerón, Alberto, Salcedo, Pantic... hicieron grande al Atlético de Madrid proyectándole, de súbito, hacia la portería contraria, pero la prensa deportiva convenció a Aguirre (¡gran duelo Messi-Agüero!) de que podía ganar en el Camp Nou de otra manera, jugando de tú a tú, no siendo el Atleti épico e inteligente de siempre, sin media de seda, y así se ha quedado, con las patas al aire.