Asesinos de mujeres

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

EL COMENTARIO
JESÚS BLANCO - Periodista
El martes, día de Santa Agueda, día de las mujeres y día internacional por la tolerancia, despedíamos para siempre a una vecina de Guadalajara víctima de la más brutal intolerancia, víctima de un asesino de mujeres. Creo que lo de violencia doméstica o de género se queda corto, son asesinatos.
Me da miedo que la frecuencia con la que están ocurriendo estos sucesos nos lleve a asumirlos y a encajarlos de forma parecida a lo que sucede con los accidentes de tráfico. Lamentablemente se producen con tanta asiduidad que empezamos a normalizar una situación completamente anormal y un día tras otros escuchamos estas salvajadas como si formasen parte del guión de cada jornada. Escuchamos la noticia, nos asombra, la comentamos durante un par de días y pasa sin más como el que ve pasar un tren y otro y otro más. Así hasta diez trenes, hasta diez asesinatos machistas que, creo, llevamos en los que va de año en nuestro país. Es cuando nos toca de lleno o de cerca, cuando conocemos el verdadero sufrimiento que esta sinrazón produce. Quién haya perdido a un familiar en estas circunstancias sabe lo que digo.

Tal vez sea duro decirlo, pero me sorprende que en todas las encuestas figure el terrorismo de grupos armados como una de las principales preocupaciones de los españoles y no aparezca este martirio continuo de las mujeres. Un solo muerto nos debe conmover, pero una vez dicho esto me pregunto ¿Cuántas personas mueren cada año en las carreteras?, ¿Cuántas son asesinadas por sus maridos o compañeros sentimentales en nuestro país?, ¿Cuántas fueron víctimas del terrorismo? Basta poner la cifra y se sorprenderán conmigo del valor que damos a unas cosas y del que damos a otras, cuando todas deben ser igualmente perseguidas y contar con la misma condena.

Las leyes, los institutos de la mujer, los mecanismos de que nos hemos dotado ayudan a luchar contra estos terroristas de casa para adentro, pero hasta que los hombres no seamos capaces de ver a nuestra compañera de igual a igual no cesará este asqueroso comportamiento.¿Conocen a alguna mujer que haya pegado a su marido porque se haya corrido una juerga con sus amigotes, porque haya llegado bebido, porque haya contestado mal, porque haya abandonado sus deberes hogareños o incluso porque haya echado una canita al aire? Yo no. En cambio, ¿cuántos hombres han levantado la mano a su mujer por alguna de estas circunstancias? Creo que muchos. Esa es la desigualdad que hay que romper porque no existe nada más bajo, más vil, más cobarde, más rastrero y más sucio que pegar a tu mujer sólo por el hecho de que eres físicamente más fuerte. Ya está bien.