Asustados

12/05/2012 - 00:00 Antonio Pérez Henares

 
 Lo estoy y lo estamos todos. España vive con el miedo metido en el cuerpo y de susto en susto. Así, más que indignada o alborotada está la calle y la ciudadanía: asustados. Aunque no tenga una acción en bolsa, por cierto, desplomada un día más, aunque no sepa lo que es la prima de riesgo, por cierto un día más desbocada por encima ya de los 450, aunque tenga incluso trabajo y sea por ello un privilegiado en estos tiempos que corren. Estamos asustados. El último gran sobresalto ha sido el de Bankia. Que se hundía , que no había Rato que valiera, que el agujero amenazaba con engullirlo todo y acabar en un cataclismo que se llevara por delante el sistema financiero.

  El Gobierno no quería tener que adoptar esta decisión. Para nada. Pero no le ha quedado otro remedio. La entrada de dinero publico ha sido inevitable y para evitar daños aún mayores. Si no queda otro remedio habrá que aceptarlo. Nacionalización. Pero a partir de este mismo instante, rigor, transparencia y control. Y devolución del dinero a las arcas públicas en cuanto sea preciso. “Goiri” como se le conoce en el sector tiene por delante una ardua tarea. Y manos libres. Para reducir antes que nada esa mastodóntica carga de cargos, muchos de ellos políticos y sindicales que no deben de seguir ahí ni una hora más. De todos los partidos, de CC.OO y de UGT, entre ellos el que más grita en las manifestaciones.

  La inflación en ese sentido triplica a otras entidades como la Caixa, por ejemplo. Pero esa no el la cuestión esencial. Eso se llama suelo, que ya ni siquiera es ladrillo. Eriales y cardales a partes iguales que tienen de las mil suspensiones y quiebras y están anotados mas que a precio de oro a precio de platino y lo que valen ese eso: lo que vale un cardal y lo que renta un baldío. La banca acaba, pues, por ser el principio y final de esta angustiosa crisis. Y si no se resuelve de una vez no resolvemos nada. Porque se necesita el crédito, se necesita el dinero que es la sangre de la economía. Y si ese no fluye hacia empresas, autónomos y familias esto seguirá muerto y en descomposición acelerada. En el pudridero, vamos, que es donde ahora estamos..

 Artículo extraido de la Marea de Pérez Henares