Ataque al mundo taurino

11/05/2024 - 16:17 Pedro Villaverde Embid

Ante la noticia de la supresión del Premio Nacional de Tauromaquía cabe destacar la valiente reacción del Gobierno de Castilla-La Mancha que sin rubor, con claridad y determinación mostró su apoyó al sector taurino. 

El viernes,3 de mayo, el ministerio de Cultura daba a conocer la supresión del Premio Nacional de Tauromaquia. La falacia de que tan solo un 1,9% de los ciudadanos acuden a los espectáculos taurinos en plaza cuando sabemos el seguimiento masivo de los encierros o suelta de reses, por  calles y campos, que da muestra de que la afición es mucho mayor que esa ridícula cifra, o la afirmación de que cada vez existe una mayor sensibilidad hacia el bienestar animal cuando el toro de lidia no sería criado durante años con alto coste de mantenimiento si no fuese por los distintos festejos y obviando la manera en que se sacrifican otras especies animales para el consumo humano, han sido los motivos principales esgrimidos para tal decisión que si en la práctica no es más que un simple gesto de desprecio hacia una manifestación artística, cultural e histórica de nuestro país, un acto de cara a la galería sin trascendencia y a un público determinado que no representa una mayoría social, si pone de manifiesto el ataque a un sector que genera miles de puestos de trabajo y un impacto en la economía de más de cuatro mil millones anuales.

Ante la noticia cabe destacar la valiente reacción del Gobierno de Castilla-La Mancha que sin rubor, con claridad y determinación mostró su apoyó a un sector que ha protegido como Bien Inmaterial, y en nuestra capital, además, declarando los encierros de la Virgen de la Antigua como Fiesta de Interés Turístico Regional. El ejecutivo creará unos premios con los que compensar la pérdida de los suprimidos.

El gobierno regional se ha alineado con una manifestación arraigada en una tierra con afición, como han hecho otras autonomías socialistas o este partido en lugares donde no gobierna. Pero el PSOE de Moncloa ha dado el visto bueno a la ocurrencia de un ministerio que dirigen sus socios, una minoría cuyo ideario no se corresponde con el de la sociedad y que hace más bien que mal.