Autovía fantasma

19/01/2019 - 13:31 Antonio Yagüe

Los efectos de la crisis y sus recortes presupuestarios frustraron la posibilidad del desdoblamiento de los 112 kilómetros de carretera. 

Como el turrón en Navidad, las demandas y promesas políticas vuelven a casa por elecciones. Es el caso de la conversión en autovía de la N-211, que atraviesa el Señorío y comunica Alcolea del Pinar con Monreal del Campo, ya en la provincia de Teruel. La ofrenda del mismísimo presidente Zapatero en Guadalajara capital ante las elecciones del 2008 fue espoleada como compensación tras el fatídico y mortal incendio del Ducado. Pero nunca se cumplió.

Ahora, prebautizada como Autovía de la Celtiberia, virtual serranía o zona cero de la despoblación, es una de las principales reivindicaciones de la Otra Guadalajara, asociación a quien nadie puede negar su pasión por mantener el orgullo rural, el tesón y la dignidad de la comarca. Los prescriptores de opinión creen que la demanda cabría dentro de la permanente campaña de Sánchez y su escudero, el ministro de Fomento Ábalos, según apuntó en un encuentro con el presidente Page. 

Los efectos de la crisis y sus recortes presupuestarios frustraron la posibilidad del desdoblamiento de los 112 kilómetros de carretera, a pesar de que se inició el estudio informativo, se finalizó el de impacto ambiental y se presupuestó todo en 581 millones de euros. El paso por Molina desató la polémica. Dos de los tres trazados dejaban la ciudad de lado y escondida, lo que comprometía, como ha ocurrido en Daroca, el carácter de revulsivo económico y social.

El proyecto sería fundamental para Guadalajara y también para Teruel. Le permitiría disponer de su primera autovía de conexión con Madrid. Las dos diputaciones, y recientemente la de Tarragona, lo defendieron, pues podría convertirse en un itinerario alternativo entre Madrid y Barcelona.

El debate está servido en las redes sociales y conversaciones públicas y privadas. Los autoconsiderados realistas creen que su impacto será mínimo para relanzar una zona tan despoblada y abandonada. Algunos resaltan la posible huella ambiental en un espacio tan valioso como el Geoparque. Otros advierten de que las circunvalaciones invitan a los conductores a no detenerse en pueblos y ciudades y los dejan más aislados. Apuntan como principal beneficio el escaso ahorro de tiempo en  desplazamientos, sobre todo para turistas con destino a las playas del Levante. Quizá se trate de la resurrección de otro fantasma con tintes electoralistas, como el Parador de nunca acabar.