Barbacid y la ciencia
Es extraño ver tanta autoridad política, incluso al obispo, en una conferencia científica.
Es extraño ver tanta autoridad política, incluso al obispo, en una conferencia científica. Si se dice que la lección magistral la imparte el bioquímico y científico más reconocido a nivel internacional, se comprende más el interés de la cita que llenó el salón de actos de IberCaja en la inauguración del curso cultural de Siglo Futuro. Todo un lujo para abrir cartel que continuó ayer jueves con otra nueva remesa del ciclo ‘Medicina y Salud’ con Javier Burgos, referente nacional en trasplantes renales. MD Anderson Cancer Center patrocina estas jornadas que traen a nuestra capital a las figuras más relevantes en el mundo de la ciencia en distintas disciplinas. Todos los ponentes, además, ofrecen una exposición de carácter divulgativo, al alcance de quienes somos profanos en la materia.
Hace pocos días era nuestro periódico, en una jornada ‘EnClave Salud’, el que informaba sobre cómo detectar, actuar y tratar en caso de un ictus. Mariano Barbacid nos contó las distintas terapias para hacer frente al cáncer destacando que en los últimos veinticinco años hemos avanzado más que en toda la historia. Estos señores, los de la bata blanca de laboratorio, son los que consiguen que la esperanza de vida aumente alargando nuestra existencia, los que erradican y minimizan enfermedades, los que procuran vacunas que permiten superar una pandemia, los que con sus investigaciones marcan los tratamientos a aplicar a las distintas dolencias. Y lo hacen sin los recursos públicos necesarios para sus estudios, sin medios materiales suficientes y sin el reconocimiento que merecen, y no comparamos pues todos los oficios y profesiones son necesarios. Pero si reclamamos que el eco de aquellos aplausos de las ocho de la tarde a los médicos y personal sanitario que arriesgaban su pellejo por salvar el nuestro no deje de resonar y cada vez sean más los actos que como los de Nueva Alcarria o la Fundación Siglo Futuro nos acerquen estos conocimientos, en los que nos va, literalmente, la vida.