Basura en el lago

11/08/2014 - 23:00 Luis Monje Ciruelo

Treinta grupos de buceo actuaron hace poco en el lago de Bolarque para limpiar en lo posible sus aguas de la basura y desechos arrojados por los desaprensivos qua piensan que el lago es un vertedero. Los asiduos del bello paraje, en el que confluyen las aguas del Guadiela, del Tajo y del Jabalera (una hondonada de ensueño que recuerda en algunos tramos los fiordos noruegos) venían advirtiendo del creciente deterioro de aquellas aguas en su fauna y su flora subacuáticas. No hace mucho dediqué esta columna a la belleza del lugar con el título “Tormenta en el lago”, y lamentaba que pocos alcarreños conocieran aquel hermoso paraje conformado por unas quietas y profundas aguas flanqueadas por enhiestas rocas y bosques de pinos a la sombra de la torre de equilibrio del trasvase.. Pero junto al altruísmo y generosidad de esos grupos de buceadores, que realizaron decenas y decenas de inmersiones, hay que poner de relieve, lamentablemente, la desaprensión de los habituales del embarcadero, que tiraban piedras sobre su propio tejado al arrojar a las aguas objetos de uso cotidiano por los que navegan. Y si hago esta directa y grave acusación a los socios del Club Náutico de Nueva Sierra es porque la mayor parte de los objetos extraídos por los buceadores estaba en el entorno de los pantalanes del embarcadero y es de suponer que correspondan a sus usuarios, pues lo extraído han sido latas, cuerdas, estructuras metálicas, plomos de pescar, lonas, una rueda, plásticos y demás, con un peso total de setecientos kilos, y no parece que los fugaces visitantes vayan al Lago a desprenderse de tal morralla. En principio, todos parecen amantes de la Naturaleza, pero luego han demostrado que no lo son. Hasta el punto de que pudiera haberse dado el oxímoron de que alguno de los organizadores o de los que bucearon, fuera también un ensuciador del lago. En política ya hemos visto que algún honorable personaje ha resultado ser un defraudador. En el plano del ecologismo no estamos libres de que el más apasionado ecologista en apariencia, sea el primero en ensuciar los lugares de ocio y descanso. Menos mal que, frente a los iconoclastas del paisaje, hay altruistas como estos buceadores que dedican su tiempo y su esfuerzo a enmendar a los que no tienen escrúpulo en ensuciar y deteriorar esos lugares.