Bonaventa versus Zapatero
19/07/2011 - 00:00
Oscar "Ringo" Bonavena sabía que no podía con Casius Clay y en realidad quedó noqueado desde el segundo asalto del famoso combate en que se enfrentaron por el gran título de los pesos pesados. Al parecer, Bonavena aún sabiéndose vencido, en realidad aniquilado, se empeñó en continuar un combate que sabía perdido y alargó su agonía hasta el final.
No se preocupen, no voy a escribir sobre boxeo, si recurro al caso de Bonavena es porque hoy mismo le he escuchado contar la anécdota a un amante del boxeo que comparaba al boxeador argentino con nuestro presidente José Luis Rodríguez Zapatero.
Zapatero parece un boxeador noqueado que se empeña en continuar un combate que tiene perdido y cada día que pasa su esfuerzo por mantener la ficción de que puede seguir adelante resultan tan inútiles como los asaltos librados por Bonavena contra Casius Clay.
La soledad de Zapatero empieza a resultar patética. Los suyos le defienden con la boca pequeña porque todos los empeños están ya centrados en el candidato Alfredo Pérez Rubalcaba. De manera que quienes le defienden lo hacen de oficio pero poco más.
Y es que no se puede pasar por alto el durísimo, y certero, editorial del diario El País, y el artículo de su consejero-delegado, Juan Luis Cebrián, pidiendo al presidente que convoque elecciones de inmediato porque su tozudez está causando más problemas a la economía y la situación general de nuestro país.
Desde hace meses son muchas las voces que se alzan diciendo lo mismo, pero reconozcamos que leerlo en El País es un aldabonazo, porque El País no es un periódico más, sino que forma parte de la cultura de los sectores progresistas y de izquierda de nuestro país.
Recuerdo que hace unos años, cuando Rodríguez Zapatero era un diputado anónimo llegaba pronto al Parlamento y solía tomarse un café con algunos periodistas, entre los que me encontraba. Y si lo recuerdo es porque no he olvidado que en una ocasión le escuche decir que no le parecía bien que a su partido le pudieran marcar la política desde las páginas de un periódico por importante e influyente que fuera ese periódico.
Por eso, pienso en cómo habrá encajado el presidente el editorial de El País, si le habrá reafirmado en aquella lejana idea de que un gobernante debe de hacer lo que cree sin dejarse marcar la agenda por un periódico, o si por el contrario habrá reflexionado sobre lo que ese editorial viene a añadir a su más que patente y fría soledad.
Puede que decida empeñarse en llegar a marzo noqueado como está o puede que Alfredo Pérez Rubalcaba le haga reflexionar sobre la necesidad de convocar elecciones cuanto antes mejor, y mejor sería octubre que noviembre y si me apuran, septiembre.
Es más, el tiempo corre en contra de Rubalcaba.
A mi juicio, se equivocan quienes creen que Rubalcaba necesita tiempo para cuajar como nueva imagen del PSOE. Todo lo que sucede se le va anotando en su contra y por muy atractivo que pueda resultar su programa ahora los ciudadanos no están para florituras sino angustiados por la falta de horizonte.
Evidentemente, Zapatero tiene toda la legitimidad para continuar gobernando hasta marzo. Pero otra cosa es si realmente puede y debe. No sé si, como le escuchaba contar a esa fans del boxeo, Zapatero optará por hacer de Bonavena, pero creo que si alguien de su alrededor le guarda afecto le debería de decir que la función ha terminado y es hora de dejar el ring.