Breve entremés político
29/01/2016 - 23:00
ACTO I: En la reciente apertura de la XI legislatura española desde la Constitución de 1978, el oficial del Cuerpo de Policía Nacional, Iñigo Arias Medina, adscrito a la comisaría especial del Congreso de los Diputados, a la que pertenecen los miembros que velan por la seguridad del palacio de la Carrera de San Jerónimo, saludó reglamentariamente a uno de los diputados que acudía en este caso por primera vez- a la sede de la soberanía nacional para prometer su condición de parlamentario. La disciplina del agente superó su instinto de dignidad, enfrentándose a un conflicto personal entre saludar a quien le insulta o mostrarle su desprecio, toda vez que hacía poco le había llegado a través de las redes sociales la justificación que el diputado al que reglamentaria y humillantemente estaba saludando, defendía y justificaba ante las cámaras de televisión la paliza que una prole de sus afines, los del diputado, estaban propinando a un compañero, el del policía.
El momento le recordó otra situación similar, cuando el aludido diputado, conocido por lucir una coleta apoyada en su espalda ligeramente encorvada, se presentó meses atrás, en plena campaña electoral, en la comisaría de Canillas, donde se rendía homenaje a los dos subinspectores de la Unidad de Intervención fallecidos en acto terrorista en la embajada española en Kabul. El mismo que llamaba al Cuerpo fuerzas opresivas, se plantaba allí, con el desparpajo del provocador y la levedad del interesado.
ACTO II: El cuñado del oficial Arias, Eugenio Ferrero García, es autónomo y posee una pequeña asesoría en la que emplea a varias personas. Está preocupado porque muchos de sus clientes recientemente y ante el actual panorama político, le están advirtiendo que no les llegan inversiones, que no hay ingresos y, consiguientemente, no van a poder pagar sus servicios de asesoramiento. A diferencia de su cuñado, Eugenio no es funcionario, no recibe ni un euro de la administración pública, no tiene ningún tipo de subvención y se ocupa, por la cuenta que le trae, de pagar religiosamente todos sus impuestos y las cuotas de sus créditos. Pertenece a una asociación de empresarios en la que todos coinciden que la irrupción del señor de la coleta apoyada en su espalda ligeramente encorvada en un hipotético gobierno de la Nación, sería una catástrofe para muchas empresas, para muchos puestos de trabajo y, en definitiva, para muchas familias.
Ferrero siempre ha defendido a los partidos políticos moderados porque entiende que son los que mejor pueden generar riqueza, atraer inversiones, aportar estabilidad y permitir a España seguir prosperando.
ACTO III: Cualquiera de los dos podría votar por el PP, CCs o PSOE, al fin y al cabo pertenecen a las tres cuartas partes de españoles que opinan más o menos de la misma manera. Pero no les gusta la corrupción, aborrecen cómo se aprovechan muchos políticos de sus situaciones privilegiadas con lo que les cuesta a ellos ganarse honradamente sus sueldos- y, no digamos, cómo roban a la administración tejiendo prolijas tramas de adjudicaciones públicas a cambio de comisiones. No les gusta que Rajoy se empeñe en liderar el partido más votado sin que haya sabido o podido evitar tantos casos de corrupción. Piensan que sin él su partido podría obtener muchos más votos y evitar situaciones como las actuales. No les gusta la soberbia de Sánchez, cómo ignora en su partido sus propios casos de corrupción así como su escaso rigor con determinados principios y su predisposición a aliarse con cualquiera, menos con el PP, con tal de gobernar. Piensan que sin él su partido podría obtener muchos más votos y evitar situaciones como las actuales. Rivera les cae bien, creen que es el único que ahora mismo puede aportar algo positivo en un escenario tan complicado pero, ay, le falta ese punto de cocción para despuntar como el gran líder capaz de aglutinar tanto descontento. Puede adquirirlo con el tiempo. Del diputado de la coleta apoyada en su espalda ligeramente encorvada, no quieren ni oír hablar, se preocupan de que su partido se financie de gobiernos como el venezolano o el iraní, que no le importe la desmembración de España y de que su única experiencia política sea la de los platós de determinadas televisiones y vivir de las subvenciones. Les intranquiliza su maquiavélica habilidad para recoger el hartazgo del contribuyente y convertirlo en antisistema. Y les consta que su presencia en un hipotético Ejecutivo sería funesto.
EPÍLOGO: El resultado de las últimas elecciones generales no es una casualidad, ni la caprichosa aritmética de un sistema electoral que hay que modificar. Ni de la variopinta configuración ideológica y territorial de nuestra Nación. El resultado de las últimas elecciones generales es la consecuencia de padecer la peor clase política salvo honrosas excepciones- desde la primera República.