Bronca hasta el final

15/12/2010 - 00:00 Victoria Lafora

 
El año parlamentario termina, entre el Gobierno y el principal grupo de la oposición, como empezó; por no decir que termina mucho peor. La última sesión de control al Gobierno, celebrada ayer miércoles, revivió un viejo escenario: aunque se hunda el barco yo pasó de largo y no recojo a los pasajeros. Estaba muy interesado el Partido Popular en dos aspectos concretos de la acción del Gobierno. Los recortes sociales y la gestión en el conflicto de los controladores. Si a sus preguntas no le hubieran añadido una ristra de epítetos tales como "inepto", "incompetente", con los que adornaron a los miembros del ejecutivo, no se habría notado tanto que cualquier tema sirve para ganar votos. Porque la polémica que se vive a estas horas en el seno del PP es el de como sortear el rechazo popular que su negativa a prorrogar el estado de alarma podría crear y, al mismo tiempo, como demostrar que Zapatero lo está haciendo rematadamente mal. A Rajoy, que dijo estar preocupado por las entrañables y familiares fiestas, le resultaba duro dejar al albur de un nuevo plante de los controladores el "vuelve a casa por Navidad". Pero sus diputados le han convencido de que al Gobierno ni agua y seguramente a mediodía de hoy se abstendrán. En cuanto a los recortes sociales, la retirada del subsidio de los cuatrocientos euros a los que han agotado la prestación por desempleo, la congelación de las pensiones y otras medidas, la pregunta de Rajoy tenía fundamento. ¿Va a haber mas recortes? Ante lo que Zapatero se amparó en una larga lista de lo hecho hasta ahora para no contestar Hizo mal. Un minuto después se disparaban los rumores de que se preparaban nuevas medidas de las que asustan. Pero no fue solo Rajoy, su segunda, Soraya Sáenz de Santamaría, trasmutándose en parlamentaria de Izquierda Unida, desgranó también el rosario de recortes sociales. Solo le faltó cantar la Internacional. Es realmente una lastima que el Partido Popular guarde esa extrema reserva sobre sus intenciones, no solo en política económica sino también en política social, con las que piensan sorprendernos cuando lleguen a Moncloa. A lo mejor muchos ciudadanos, viendo la deriva en defensa de los irrenunciables derechos sociales, su acérrimo apoyo de los trabajadores, incluidos los controladores aéreos, y las criticas inveteradas sobre el crecimiento del paro como factor de sufrimiento de la población, estarían dispuestos a votarles convencidos del giro a la izquierda de sus planteamientos. Solo falta saber como van a resolver esos problemas cuando tengan el poder. ¡Que lastima que no lo quieran decir! No habrá plante en las torres de control estas navidades y será, una vez más, porque los denostados partidos nacionalistas CIU y PNV, tras pedir las explicaciones pertinentes, evidencien su sentido del Estado.