Buitres nocturnos

17/11/2018 - 12:41 Antonio Yagüe

Recuerdo en un magnífico documental de Félix Rodríguez de la Fuente rodado en el Alto Tajo su paralelismo con los seres humanos.

Científicos de la Universidad Autónoma de Madrid han descubierto en una rara pero impecable investigación que los buitres leonados están abandonando sus hábitos diurnos de volar a alimentarse de animales muertos con la placidez del mediodía. Ahora vuelan a barrancos, comederos y basureros aprovechando el silencio y las sombras de la noche. Apuntan como causas de su nueva actitud la escasez de alimento por la despoblación y la competencia de rapaces voladoras y mamíferos salvajes como zorras y jabalíes.

  Recuerdo en un magnífico documental de Félix Rodríguez de la Fuente rodado en el Alto Tajo su paralelismo con los seres humanos, acostándose al anochecer y dirigiéndose al alba  a ríos o charcas donde lavarse. El naturalista destacaba su pulcritud  en contraste con la hedionda materia cadavérica de la que se nutren.

  Félix también mostraba con excelentes imágenes su peculiar comportamiento y corta descendencia: un único pollo por pareja, obligado por los padres en cuanto podía volar a dejar el nido y la colonia, a la que solo podía regresar emparejado. Lo del hijo único es  normal entre españoles desde hace años y su partida a un Erasmus o de camarero-fregalotodo en Europa. El retorno con pareja es más infrecuente, a pesar de la ampliación a personas del mismo sexo. 

En la veintena de especies conocidas, los buitres siempre han tenido mala prensa, urbanita claro. Seguramente por su glotonería y su aspecto huraño e imponente. No ocurría así en el campo, donde siguen haciendo de diligentes barrenderos de reses u otros animales domésticos o silvestres muertos. Incluso se les ha usado para designar metafóricamente a los despiadados capitalistas que compran bloques de viviendas y esperan al acecho a inquilinos insolventes para desahuciarlos.

  Parece que los hermanos buitres, como diría San Francisco de Asís, se han amoldado a los tiempos modernos en los que todo es al instante, durante las 24 horas, la noche no tiene linde con el día y hasta ha dejado de utilizarse como metáfora de la muerte. 

Los augures romanos consideraban de mal agüero la visión durante el día de aves nocturnas como el búho, o de diurnas como buitres o águilas durante la noche. Eran otros tiempos, sin factores técnicos a mano como el cambio climático, elecciones casi permanentes o humanos de los que copiar siniestros comportamientos.