Buscan el empate en la huelga
Fernández Toxo parece más convencido que Méndez. A Cándido se le ve incómodo; se nota que va forzado a la huelga. Le pesa su amistad con Rodríguez Zapatero; sus buenas relaciones de todos estos años en los que se dejaba llamar "vicepresidente tercero". Y, sin embargo, ahí está, arrastrado por la dinámica imparable de la convocatoria. Decidida la fecha, una huelga general es una batalla anunciada en la que la estrategia pasa por controlar los transportes, la sanidad y los medios públicos de comunicación y la táctica por lanzar a los piquetes "informativos" para airear el por qué de la protesta -en la práctica suelen coaccionar a los renuentes a cerrar sus comercios o animan a los conductores de autobuses de las grandes ciudades a que se queden en las cocheras-. Ha sido tan dura la campaña de algunos medios contra los liberados sindicales que habrá que esperar a ver lo que ocurre el miércoles para ver si esta vez los piqueteros saben respetar el derecho de los trabajadores que quieran trabajar el 29-S y no hay violenciar.
El Gobierno ya ha dicho que el día 30 quiere volver a tener buenas relaciones con los sindicatos, lo cual quiere decir que siguiendo instrucciones de Rubalcaba, si hay incidentes, la policía no se empleará a fondo y tratará de mantener un perfil bajo en relación con los manifestantes. La huelga es contra la reforma del mercado laboral que al abaratarlo, facilita el despido: menos días de indemnización y más causas de rescisión de los contratos. No tengo la menor duda de que si gobernara el PP, la huelga sería secundada masivamente. Gobernando los socialistas y dada la complicidad política que existe entre Zapatero y Méndez, la cosa, será diferente. Ninguna de las dos partes va del todo en serio. Sin decirlo abiertamente, buscan el empate: una participación importante, pero no masiva.
Es, por así decirlo, una pelea de familia. Y luego están las subvenciones
para los cursos de formación y están muy cerca, también, las elecciones
autonómicas y municipales y ni Méndez ni Toxo quieren ponerle una alfombra a
Rajoy en el camino de La Moncloa. Ya digo, buscan el empate como mejor solución
para todas las partes implicadas en este drama de familia al que van a asistir
en primera fila los cuatro millones y medio de desempleados que, al día
siguiente de la huelga, seguirán en el paro. Ese sí que es verdadero
problema.