Cada sardina a su ascua
02/09/2011 - 00:00
Es la hora del filibusterismo o, si lo prefieren y para que suene menos duro, de arrimar descaradamente el ascua a la sardina de cada uno. Y para eso valen todos los argumentos incluso los que no resisten un mínimo examen de rigor y coherencia. La reforma de la urgente y apresurada de la Constitución -por culpa del Gobierno que se había choteado del PP cuando este la había pedido hace un año- ha abierto la espita de todo el pintoresquismo de un país que cada vez me cuesta más entender. Porque la reforma aprobada en el Congreso es, si me apuran, casi una reforma técnica, necesaria en estos tiempos de crisis, fruto directo de una gestión desastrosa de ZP y más pronto que tarde estará en todas las constituciones de la Unión Europea. Es que la cosa no tiene más recorrido y los que hace de esta medida un red-bull, los que le ponen alas, minutos de televisión, posibles huelgas e ingeniosas pancartas es porque se aprovechan de la forma: que lo que hasta ahora parecía intocable y sagrado, el melón imposible de abrir, se cate en un "plis-plas" como negara Rubalcaba. Y una vez abierto, el desmadre natural y previsible: Izquierda Unida que pide que seamos república federada, ERC y PNV que piden la autodeterminación y CIU que pide justo lo contrario de lo que se trata de reformar. Un pequeño descalzaperros mientras los indignados del Congreso abandonaban el pleno lenta y ordenadamente, eso si. De la nota poética se ocupaba el presidente Mas curando hablaba de que estas decisiones del PSOE-PP "aumentan la distancia emocional entre España y Cataluña".