Cada uno es cada uno

24/11/2010 - 00:00 Victoria Lafora

Definitivamente, el Partido Popular no está por la labor de llegar a ningún acuerdo con el PSOE, ni aun sabiendo que con ello se lograría una mayor estabilidad para España. El "cuando peor mejor" se ha convertido en estandarte de una política cuyo único objetivo es alcanzar el poder cueste lo que cueste y le cueste lo que le cueste a los españoles. Es el suyo un patriotismo que cojea frente sus intereses. Y, a pesar de que cada día se evidencia con mayor claridad su postura rácana e insolidaria, no les importa. Sus cálculos -refrendados por las encuestas- les dan una clara ventaja al día de hoy. Cuentan con el apoyo de sus incondicionales -quienes les votan pase lo que pase y hagan lo que hagan- y con la abstención de quienes se sienten defraudados por Zapatero y atenazados por la crisis económica. Por tanto, han decidido que lo mejor es mantenerse así, quietos, sin dar ni una gota de agua al enemigo, aunque por ello España pueda pasar muchísima sed. Las medidas que al Partido Popular le parecen bien cuando se toman por otros gobiernos como el francés, el alemán, el inglés o ahora el irlandés, se rechazan cuando las decide el Gobierno de España. ¿Recuerdan el júbilo con que Mariano Rajoy celebraba la tremenda bajada del impuesto de sociedades en Irlanda? Para el presidente del PP, el Gobierno irlandés estaba llevando a cabo una política moderna, sana y creadora de riqueza. Hoy, cuando la crisis ha embestido de lleno contra el corazón de ese país al borde de la bancarrota, los populares no dudan en olvidar sus viejas alabanzas para apoyar sin titubeos unos recortes necesarios, similares a los adoptados por nuestro Gobierno, pero que consideran inoportunos en nuestro país. Y así las cosas, explican su inexplicable postura, su manifiesta contradicción, diciendo a los españoles que cada uno es cada uno, y lo que vale para los demás no vale para nosotros. Y vuelven a entonar el "mantra" de que Rodríguez Zapatero es el culpable, y vuelven a arrellanarse en la comodidad de sus tumbonas, y vuelven a fumarse un puro. Que sus comunidades autónomas y ayuntamientos se endeudan hasta las cejas, no importa. Que no contribuyen al recorte del déficit, que más da. Ya corregirán las cuentas cuando Rajoy esté en la Moncloa. Porque están convencidos de que su mejor aliado es el silencio y el inmovilismo: no decir nada, no apoyar nada, no acordar nada. ¿Para qué? No vaya a ser que con su apoyo España salga de la crisis y termine apuntándoselo Zapatero. Lo dicen las encuestas, ni la corrupción les afecta. ¿Para qué van a esforzarse o a comprometerse con unas propuestas que lo único que van a lograr es que los indecisos puedan empezar a juzgarles? ¡Menuda faena! El problema es que no parecen darse cuenta de que si esto se hunde ni ellos van a ser capaces de gestionar las ruinas de un país al que, entre todos, llevaron a la quiebra. Porque los ciudadanos van a pedir cuentas en primer lugar al Gobierno de Zapatero y después al resto empezando por el PP por lavarse las manos como Pilatos. .