Cada vez somos menos

03/05/2013 - 00:00 José Serrano Belinchón

  
  
  
En el número de Nueva Alcarria del pasado viernes se publicó un estudio breve, pero detallado, sobre el movimiento demográfico nacional y provincial durante el último año según los padrones correspondientes en cada uno de los casos. El estudio llevaba la firma de D. Pizarro. Un trabajo ilustrativo y perfectamente comprensible que, pese a tratarse de un juego de cifras, como no podía ser de otra manera, se llega a la conclusión de que cada vez somos menos, muy pocos menos, un 0,66 % en el cómputo de la provincia y un 0,43 % en el recuento general de España. Tanto en uno como en otro caso la inmensa mayoría, más del 90 por ciento, corresponde a extranjeros que, dada nuestra actual situación económica y laboral, han optado por regresar a sus respectivos países.
 
   El efecto llamada que se produjo en época de vacas gordas, ha ido dando una vuelta a la situación como consecuencia de la crisis económica y laboral que estamos padeciendo, y con ello se ha regresado a lejanas perspectivas prediciéndose un importante giro en el vivir de los españoles, con especial incidencia sobres las clases media y baja, y de manera muy particular sobre aquellos que en su momento fueron llegando de países lejanos en busca de una solución a su vida: ecuatorianos, marroquíes, rumanos principalmente, y de otras procedencias en número menor, que visto lo visto tienen que añadir a las fatales consecuencias de la situación, común a todos aunque de distinta manera, la de su condición personal al encontrarse desligados de su raíz, de su familia, sujetos por natural imposición a costumbres y usos muy distintos a los suyos, lo que no deja de significar una circunstancia incómoda incluso en condiciones favorables, que no son las que ahora nos toca vivir ni, por lo que nos cuentan los que manejan los hilos de nuestro futuro inmediato, lo serán en mucho tiempo.
 
   Pero en el estudio demográfico que ha dado lugar a este comentario, nos encontramos con algo todavía más preocupante; y es que al referirse al recuento provincial -que no varía mucho con el del conjunto de España- el número de residente comprendidos entre los cero y los quince años suponen solamente el 17,6 % de la población, que representando una parte considerable de nuestro furo laboral, incluso en condiciones económicas sensiblemente mejores que las actuales, no deja de ser una base exigua que, aun doblando ese porcentaje hasta el 35 %, con jóvenes comprendidos entre los dieciséis y los treinta años, no muy tarde llegarán a constituir la plataforma de producción de todo el país, y de cuyo trabajo básicamente tendremos que vivir el resto de los españoles.