Calorinas

10/07/2021 - 08:33 Antonio Yagüe

El sol caía a capazos a mediodía del cinco de agosto de 2003 en las hoces del Mesa, entre Calmarza y Jaraba. No es el inicio de una novela, sino el recuerdo de una calorina vivida en primera persona, una ola de calor, como gustan llamar desde hace años los meteorólogos.

 Si se quiere más exagerado y cursi, como resumió hace dos años una pronosticadora en un tuit que cerró el telediario:  Inferno is coming (El infierno está llegando).

Aquel fuego canicular, con 47 ºC en el Alentejo portugués, 46 ºC en Córdoba o 40 ºC en París y Roma, se saldó en Occidente con 70.000 muertos, 6.500 de ellos en España, según datos oficiales. Dicen los expertos que nuestro país se defendió mejor que otros, quizá por una cultura del calor más arraigada y una progresiva adaptación al paulatino aumento de las temperaturas.

Parece que la temperatura global se ha desmadrado y que las olas de calor no entienden de vacaciones. Ya nos visitan todo el año. La NOA estadounidense asegura que desde 1977  todos los meses han sido más cálidos que la media del siglo XX salvo diciembre de 1984.

Las personas mayores, que tienen la sabiduría de la experiencia y sobreviven por estos pagos, también aprecian que hace más calor que antes. Hay que recordar a los quejicas que la ciudad iraní de Ahvaz alcanzó 53,7 ºC.  El tostadero ya no nos asombra, pues los científicos corroboran que los últimos veranos han sido los más cálidos desde los romanos. No se lo inventan, pues utilizan medidas indirectas como los anillos de los árboles y simulaciones rigurosas con potentes ordenadores.

España está entre los países azotados por más olas de calor cada año y dónde más duran, 4-5 días de media. Este hecho, según un estudio del CSIC, tiene graves afecciones en la vida de todas las especies y en la salud de la gente. El riesgo de fallecimientos en esos días aumenta un 15 por ciento.

Gómez de la Serna observaba el siglo pasado que el ventilador simplemente afeita el calor. Cierto, vuelve a crecer enseguida y a menudo se desmelena.