Caminatas sin soledad

01/08/2020 - 20:10 Antonio Yagüe

Caminar, con mascarilla o sin ella, es uno de los mejores ejercicios para el organismo, válido a cualquier edad. 

Cuenta una revista estadounidense que la tecnología ha dado un paso más para facilitar las tareas mecánicas y ayudar a sobrellevar emociones de lo más humanas, como la soledad. Lo último en robots se conoce como Lovot, por la fusión con la palabra love (amor, en inglés) y es un sustituto tecnológico para, por ejemplo, las mascotas. Se le ocurrió a una investigadora  japonesa cuando al mudarse a su país no pudo llevarse a sus gatos.

El avance podría ser de gran utilidad en la España poblada y no digamos en la despoblada donde reina la soledad al cuadrado. Un tal McCarthy, actor en paro, ha triunfado en Los Ángeles por acompañar a quien quiera caminar y tener una buena conversación. Su iniciativa, copiada en Europa, le surgió medio en broma cuando estaba en paro para ganarse un dinerillo cobrando por pasear personas, hablar y, sobre todo, escuchar. Por 30 euros a la hora este artista proporciona una buena caminata, respirando aire fresco por los alrededores de su ciudad, además de ejercicio y buena compañía. “¿Necesitas motivación para caminar? ¿Temes caminar solo por la noche y enfrentarte a tu soledad? ¿No  tienes amigos que te acompañen?” Muchos solitarios, curiosos y hasta aventureros le dijeron que sí. Ha reclutado a otros paseadores para hacer frente a la creciente demanda.

Caminar, con mascarilla o sin ella, es uno de los mejores ejercicios para el organismo, válido a cualquier edad. Entre otros beneficios, disminuye la presión arterial y el colesterol, y mejora la capacidad pulmonar y la síntesis de vitamina D. Estos paseadores casi profesionales ofrecen mucho más que un entrenamiento personalizado. Entrenan también el espíritu y luchan contra la soledad. “Es algo terapéutico, la gente desnuda sus almas mientras camina. Mucho mejor que la relación que pueden conseguir en las redes sociales. Intento escuchar más que hablar”, sostiene McCarthy.

En este mundo cada vez más virtual, el contacto humano no está al alza. Antes se mantenía, sobre todo en los pueblos, donde reforzaban esta labor algunos sacerdotes. Pero de la despoblación no se han salvado ni los representantes de Dios.