Campaña para recordar
12/05/2011 - 00:00
Todas las campañas tienen su sello pero en la actual, en la que estamos viviendo va ser, sin duda, una campaña que quedará la memoria colectiva. Dos hechos de naturaleza en absoluto comparable han marcado estas jornadas que en este próximo fin de semana van a marcar su punto más álgido.
La legalización de Bildu, por un lado, y el terremoto de Lorca, por otro, son dos hechos, dos acontecimientos que han marcado. Lo primero, sin duda ha marcado estrategias y aunque no se descartaba que lo ocurrido pudiera ocurrir, es obvio que la decisión del Tribunal Constitucional ha introducido un ingrediente en el debate electoral que ha llevado a tomar algunas decisiones. Una de ellas es la de Mariano Rajoy que ha optado por no entrar en el asunto.
A nadie se le escapa que para el líder del PP -y para miles y miles de ciudadanos- ha sido una mala noticia, que le suscita muchas reflexiones y una catarata de críticas. Sabe que en cuestión de meses puede ser el nuevo inquilino de la Moncloa y debe medir sus palabras sobre todo cuando de una institución como el TC se trata.
Nada más conocerse la noticia en Ferraz se hizo el cálculo de que el PP "en tromba" iba a entrar "a saco" en contra del Gobierno e incluso que iba a repetir, en cierto modo, el discurso de la anterior legislatura.
No ha sido así y esto, en el fondo, ha descabalado el discurso que hubiera podido llenar algunos huecos. El PP ha limitado su respuesta al ámbito parlamentario y poco más, con el añadido de que Antonio Basagoiti ha reiterado su determinación de mantener el pacto en el País Vasco. Naturalmente esta estrategia que ha chocado al PSOE, choca también con algunos sectores que como viene siendo habitual les gusta acusar a Rajoy de "blando".
En este punto dudar de la actitud del PP y de su líder roza lo canallesco. Ha ocurrido que Rajoy no ha querido dar gusto a quienes le estaban esperando para situarle en la derecha extrema.
El PSOE, por su parte, tiene el temor de que la legalización les perjudique, que retraiga a ese sector de votantes colindantes con el PP en algunas autonomías y por ello sus esperanzas de movilización se depositan en los mítines y mensajes del fin de semana, el último antes de la cita con las urnas.
Bildu ha condicionado el debate y el terremoto de Lorca ha condicionado los ánimos. Los ha estremecido y con buen criterio el presidente del Gobierno y el líder de la oposición acordaron suspender la campaña durante la jornada de ayer.
El seísmo de Lorca ha sido una desgracia. Nueve muertos, centenares de heridos, edificios y viviendas destrozadas es una desgracia en toda regla. En medio de la desgracia hay que concluir que las administraciones han funcionado bien. El propio alcalde de Lorca así lo reconocía tanto en relación al Gobierno de Murcia, como al Gobierno central. La rápida reacción de la ministra de Defensa, así como la clara voluntad y deseo de que las cosas funcionen bien han evitado las típicas polémicas sobre competencias y demás susceptibilidades que en otras ocasiones, también trágicas, hemos visto con auténtico rubor. Existe la impresión generalizada de que, en esta ocasión, las cosas se han hecho bien. Da gusto poder decirlo.
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