Campaña, rescate y otras cosas
01/10/2010 - 09:45
En perspectiva
ENRIQUE VÁZQUEZ,
PERIODISTA
El candidato republicano sorprendió a su oponente al anunciar que lo dejaba todo para acudir a Washington.
El presidente Bush, contra las cuerdas, se salió con la suya y pudo obtener, mal que bien y con correcciones, un acuerdo bipartidario para aprobar en el parlamento el ya célebre plan de rescate financiero y, de paso, quedar como un árbitro celoso de su papel mientras Barack Obama y John McCain manejaban la crisis del mejor modo posible para sus intereses.
El candidato republicano sorprendió a su oponente el miércoles al anunciar que lo dejaba todo para acudir a Washington y trabajar en el Senado para obtener respaldo para el programa de 700.000 millones de dólares y pidió, por tanto, aplazar el primer debate con Obama previsto para este viernes, a lo que el demócrata se negó de inmediato.
Los argumentos de uno y de otro eran, de hecho, coincidentes en la medida en que pretendían convencer al público de que proponen lo mejor para el país. Los demócratas habían aceptado rápidamente y sin problema hacer una declaración conjunta asumiendo que se trata de un asunto a resolver fuera de la controversia política y pensando sólo en el bien del país.
McCain se había movido a toda velocidad porque comparte el extendido pronóstico de que la tempestad financiera es hija directa de una política aventurera y amateur que la pereza, por no decir la ausencia de los instrumentos reguladores (el gobierno, a fin de cuentas) no supo ni prever ni impedir. La mayoría social relaciona con el desastre a una administración republicana de ocho años y de la que McCain se aleja cuanto puede en busca del republicano medio, más centrista y del tipo Eisenhower.
En realidad todo el mundo finge al abordar la situación en un registro puramente técnico y, como tal, solucionable con remedios también técnicos. En este orden, cuando nada menos que el ministro alemán de Hacienda, Peer Steinbrück, dice que el conflicto es sólo norteamericano y advierte a la UE de lo que eso significa, llama la atención el tratamiento casi exacto y el diagnóstico parecido que demócratas y republicanos le dan en los Estados Unidos.
Si el lector, al corriente de que allí los partidos no son como en Europa, quería una prueba adicional de que así son las cosas, ahí la tiene: Obama, codo con codo con McCain y sin satanizar la política del presidente saliente si no es en términos generales y meramente retóricos
El candidato republicano sorprendió a su oponente el miércoles al anunciar que lo dejaba todo para acudir a Washington y trabajar en el Senado para obtener respaldo para el programa de 700.000 millones de dólares y pidió, por tanto, aplazar el primer debate con Obama previsto para este viernes, a lo que el demócrata se negó de inmediato.
Los argumentos de uno y de otro eran, de hecho, coincidentes en la medida en que pretendían convencer al público de que proponen lo mejor para el país. Los demócratas habían aceptado rápidamente y sin problema hacer una declaración conjunta asumiendo que se trata de un asunto a resolver fuera de la controversia política y pensando sólo en el bien del país.
McCain se había movido a toda velocidad porque comparte el extendido pronóstico de que la tempestad financiera es hija directa de una política aventurera y amateur que la pereza, por no decir la ausencia de los instrumentos reguladores (el gobierno, a fin de cuentas) no supo ni prever ni impedir. La mayoría social relaciona con el desastre a una administración republicana de ocho años y de la que McCain se aleja cuanto puede en busca del republicano medio, más centrista y del tipo Eisenhower.
En realidad todo el mundo finge al abordar la situación en un registro puramente técnico y, como tal, solucionable con remedios también técnicos. En este orden, cuando nada menos que el ministro alemán de Hacienda, Peer Steinbrück, dice que el conflicto es sólo norteamericano y advierte a la UE de lo que eso significa, llama la atención el tratamiento casi exacto y el diagnóstico parecido que demócratas y republicanos le dan en los Estados Unidos.
Si el lector, al corriente de que allí los partidos no son como en Europa, quería una prueba adicional de que así son las cosas, ahí la tiene: Obama, codo con codo con McCain y sin satanizar la política del presidente saliente si no es en términos generales y meramente retóricos