Canción de hielo y fuego
Al igual que en Andalucía se frustró, con buen criterio, la formación de un nuevo gobierno socialista tras 36 años gobernando, en Murcia se debió impedir que se mantuviera el PP
Cersei Lannister, personaje ficticio de la saga de George R.R. Martin, reina consorte de los Siete Reinos, ambiciosa, narcisista y acomplejada a la vez, intolerante con cualquier tipo de opinión que no fuera la suya y despiadada con todos, convirtió en lema de la fábula una frase suya: “Cuando se juega al juego de tronos, sólo se puede ganar o morir”. Emulándola, Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, ha cortado las cabezas de los consejeros de Ciudadanos y ha decidido retar en el campo de batalla a la oposición. Ganar o morir. Para ella no había otro camino intermedio. En su estrategia, cuyo objetivo último desconocemos, no hay medias tintas.
La decisión de Ciudadanos de revocar su pacto con el PP murciano para quitar a este la presidencia de la comunidad y la alcaldía ha desencadenado una tormenta política de consecuencias impredecibles. Ciudadanos, que venía denunciando los escándalos en las vacunaciones en Murcia -que costaron la dimisión de un consejero y un concejal- y había puesto hace poco una denuncia en la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía para impedir la corrupción en las contrataciones, dijo basta. Su gran error, y ahora se ha demostrado, fue facilitar en 2019 la continuidad de un gobierno autonómico que llevaba 24 años en el poder. Al igual que en Andalucía se frustró, con buen criterio, la formación de un nuevo gobierno socialista tras 36 años gobernando, en Murcia se debió impedir que se mantuviera el PP. Y lo mismo debió haberse hecho en la Comunidad de Madrid, donde uno de cuyos últimos presidentes, Ignacio González, acabó en la cárcel, y otra dimitió tras divulgarse un vídeo robando en un hipermercado. Si C’s estaba llamado a ser el partido de la moderación y contra la corrupción, mala táctica fue la suya la de dar todo su apoyo al PP en estos casos. Ahora habrán comprendido su error, como seguro que ya hace tiempo que habrán entendido que aquella posibilidad de constituir un gobierno PSOE-C’s, que sumaba 180 escaños, fue el inicio de su perdición.
Es difícil calcular quién ganará y quién perderá, porque de la guerra nadie sabe quién saldrá vivo. Lo que sí es seguro es que perderá Ciudadanos, salvo que consiga convertirse en víctima. También perderá Casado, quien si se mantiene Madrid será gracias a Vox -desde ahora su único aliado- con el coste de limitar su posible victoria en toda España, y si pierde le será achacada la derrota. Ganará Sánchez, cómo no, debilitando la posibilidad de un tripartito a su derecha. Y pase lo que pase ganará la reina Ayuso, quien si vence mantendrá el trono y si pierde se convertirá en mito para la derecha, que aparcará a Casado para elevar a quien sí ha sabido defender sus intereses.