Carta a los diputados regionales del PP
01/10/2010 - 09:45
Por:
Cartas al director
ANTONIO MARCO MARTÍNEZ / Diputado regional del PSOE de Guadalajara
Estimados compañeros de escaño, señorías:
Disculpad esta manera no habitual de relacionarme con vosotros, que nos vemos y encontramos con cierta regularidad en las Cortes, en nuestra ciudad y en los medios de comunicación. Dado que el mes de enero es inhábil para la vida parlamentaria y de un tiempo a esta parte estáis menos locuaces en la prensa que de costumbre, recurro al viejo método de la carta escrita y, en este caso, abierta. Me extraña sobremanera vuestro silencio cuando, por lo general, habláis de lo divino y de lo humano, de lo notorio y de lo insignificante, siempre desde un punto de vista absolutamente negativo y procurando denigrar (pintar de negro) la acción del Gobierno regional del PSOE.
Disculpad esta manera no habitual de relacionarme con vosotros, que nos vemos y encontramos con cierta regularidad en las Cortes, en nuestra ciudad y en los medios de comunicación. Dado que el mes de enero es inhábil para la vida parlamentaria y de un tiempo a esta parte estáis menos locuaces en la prensa que de costumbre, recurro al viejo método de la carta escrita y, en este caso, abierta. Me extraña sobremanera vuestro silencio cuando, por lo general, habláis de lo divino y de lo humano, de lo notorio y de lo insignificante, siempre desde un punto de vista absolutamente negativo y procurando denigrar (pintar de negro) la acción del Gobierno regional del PSOE.
Supongo que a estas alturas conocéis que han acontecido cosas muy importantes en nuestra provincia. Me refiero a la apertura por parte del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, de la convocatoria para que los municipios que lo deseen soliciten la instalación de un ATC, vulgar cementerio nuclear, en su territorio. En respuesta a esa convocatoria, el Ayuntamiento de Yebra, con los votos mayoritarios del Partido Popular y la oposición de los concejales socialistas, ha solicitado esa instalación haciendo realidad lo que su alcalde venía anunciando más o menos veladamente desde hace mucho tiempo. Este cementerio no lo quieren la inmensa mayoría de los ciudadanos de Guadalajara, como es público y notorio. Por eso me llama poderosamente la atención vuestro silencio al respecto. Ya sé que el PP de Guadalajara, de una forma que estimo muy tibia cuando no contradictoria, se opone a esta instalación. Pero no deja de ser significativo el mutismo de quienes tanto habláis de todo. En este asunto y a la hora de oponernos a esta instalación, se necesitan todas las voces. Podría traer a colación el refrán castellano de que quien calla, otorga o extrapolar el latino de cum tacent clamant. No lo haré, porque creo más bien que lo que mantenéis es una posición de calculada astucia. Entiendo que os mantengáis mudos a la vista de las contradicciones y ambigüedades de vuestros jefes de aquí y de allá. No sea que os desmarquéis de algunas de las doctrinas oficiales.
Ésta es la película de los hechos probados. Semanas atrás, a vuestro presidente Antonio Román le preguntan su opinión sobre la evidencia de que el alcalde de Yebra tiene intención de solicitar el cementerio nuclear, pero elude la respuesta y dice no saber nada pero que, en todo caso, las medidas internas se estudiarán si un municipio del PP pide el almacén, pero no antes. Mi estimado Porfirio, en su calidad de Secretario Provincial, dice que se le ha llamado a capítulo y se le ha rogado que no lo solicite por los perjuicios que ocasionaría al Partido. Tiempo atrás, afirmaste, tal vez en un sincero desliz, que respetaríamos la autonomía municipal. El propio alcalde responde que una cosa es lo que le dicen en Guadalajara y otra en Madrid, a pesar de que allí la Secretaria General es Mª Dolores de Cospedal. Preguntada ésta al respecto y en un arrebato de compromiso y concreción, dice que es clara la postura del Partido Popular y que se hará lo que hay que hacer.
La víspera del Pleno del Ayuntamiento de Yebra, decía Cospedal que todavía está por ver lo que pase en Yebra. Al día siguiente pasó lo que todo el mundo, excepto ella y Román, sabía que iba a pasar. Un día después y en una entrevista en un medio de tirada nacional, el alcalde admitía que había desobedecido a Cospedal, pero desconocía si eso era motivo de sanción. Es decir, que no se lo habíais explicado. Aunque pareciera que Porfirio se lo había rogado, tampoco le habíais explicado lo que significa desobedecer a la Secretaria General del Partido en España. Pero ahí no acaba el culebrón. En su momento, Cospedal dixit que la posición contra el ATC en Guadalajara la respalda el PP nacional, pero el alcalde díscolo aclara que la postura del PP provincial no es la misma que la del PP nacional. Mientras tanto, Esperanza Aguirre también tercia en el asunto y respalda al alcalde de Yebra contra Cospedal. Rajoy dice no tener una opinión formada y, como dice un periodista con gracejo, mientras tanto se fuma un puro. Cospedal anuncia sanciones para el alcalde y al día siguiente Javier Arenas, asomando la punta de la daga florentina, dixit también que el PP no iniciará ninguna acción disciplinaria contra el primer edil de este municipio. Desautorizada Cospedal por quién es un secretario jerárquicamente inferior, cuentan que da un puñetazo en la mesa y confirma que habrá expediente, aunque al día siguiente aclara que ella nunca habló de expulsiones.
En consecuencia, tengo motivos para dudar que os hayáis reunido una sola vez con el alcalde de Yebra. En todo caso, no habéis tenido ninguna postura al respecto. Ni firme ni seria. Mucha tibieza y complacencia, y ningún esfuerzo por evitar lo anunciado, que tantos problemas nos ocasiona a la sociedad de Guadalajara. En resumen, ninguna autoridad por parte de Román y Cospedal, mucho doble juego y ninguna firmeza, tampoco para exigir al alcalde de Yebra que preste oídos al clamor de sus vecinos, de su comarca, de su provincia y de su región. Por consiguiente, ningún respeto a los ciudadanos de Guadalajara. Queridos diputados del PP, hay que reconocer que el galimatías de la secuencia inconclusa de declaraciones y contrarréplicas le quitan las ganas de opinar a cualquiera. Comprendo vuestro silencio, cobarde en sí, pero cualquiera abre el pico en estas circunstancias. Pero claro, el asunto no es trivial. Guadalajara, antes y ahora, ha manifestado por activa y por pasiva su rechazo al cementerio. Aquí están la primera y la última central nuclear. Vuestro silencio es cómplice y, en consecuencia, inadmisible.
Os rogaría que, en vuestra previsible contestación, no os descolguéis con la patochada de que quien decide la instalación es Zapatero, es el Gobierno central. Porque si hubierais evitado que Yebra lo pidiese, Zapatero ni se lo plantearía ni siquiera como opción a tener en cuenta. Ahora sólo nos queda ponernos manos a la obra, codo con codo, para que al final el cementerio no recale en Guadalajara. En ese empeño necesitamos que estéis de nuestra parte porque hay que arreglar como sea este desaguisado. Conocéis también la firme postura del presidente Barreda. Cuando se trata de defender de verdad a Guadalajara y a Castilla-La Mancha, sabéis que podéis confiar más en él que en vuestra lejana lideresa. Siempre a vuestra disposición.
Postdata. Cuando os escribo estas líneas, acabo de recibir la noticia de que el Ayuntamiento de Villar de Cañas, en Cuenca, gobernado también por el Partido Popular, se ha apuntado a la carrera en pos del cementerio nuclear. La nula autoridad de Cospedal y la indecisión de vuestro partido a nivel regional nos generan un serio problema. Uno más.
Ésta es la película de los hechos probados. Semanas atrás, a vuestro presidente Antonio Román le preguntan su opinión sobre la evidencia de que el alcalde de Yebra tiene intención de solicitar el cementerio nuclear, pero elude la respuesta y dice no saber nada pero que, en todo caso, las medidas internas se estudiarán si un municipio del PP pide el almacén, pero no antes. Mi estimado Porfirio, en su calidad de Secretario Provincial, dice que se le ha llamado a capítulo y se le ha rogado que no lo solicite por los perjuicios que ocasionaría al Partido. Tiempo atrás, afirmaste, tal vez en un sincero desliz, que respetaríamos la autonomía municipal. El propio alcalde responde que una cosa es lo que le dicen en Guadalajara y otra en Madrid, a pesar de que allí la Secretaria General es Mª Dolores de Cospedal. Preguntada ésta al respecto y en un arrebato de compromiso y concreción, dice que es clara la postura del Partido Popular y que se hará lo que hay que hacer.
La víspera del Pleno del Ayuntamiento de Yebra, decía Cospedal que todavía está por ver lo que pase en Yebra. Al día siguiente pasó lo que todo el mundo, excepto ella y Román, sabía que iba a pasar. Un día después y en una entrevista en un medio de tirada nacional, el alcalde admitía que había desobedecido a Cospedal, pero desconocía si eso era motivo de sanción. Es decir, que no se lo habíais explicado. Aunque pareciera que Porfirio se lo había rogado, tampoco le habíais explicado lo que significa desobedecer a la Secretaria General del Partido en España. Pero ahí no acaba el culebrón. En su momento, Cospedal dixit que la posición contra el ATC en Guadalajara la respalda el PP nacional, pero el alcalde díscolo aclara que la postura del PP provincial no es la misma que la del PP nacional. Mientras tanto, Esperanza Aguirre también tercia en el asunto y respalda al alcalde de Yebra contra Cospedal. Rajoy dice no tener una opinión formada y, como dice un periodista con gracejo, mientras tanto se fuma un puro. Cospedal anuncia sanciones para el alcalde y al día siguiente Javier Arenas, asomando la punta de la daga florentina, dixit también que el PP no iniciará ninguna acción disciplinaria contra el primer edil de este municipio. Desautorizada Cospedal por quién es un secretario jerárquicamente inferior, cuentan que da un puñetazo en la mesa y confirma que habrá expediente, aunque al día siguiente aclara que ella nunca habló de expulsiones.
En consecuencia, tengo motivos para dudar que os hayáis reunido una sola vez con el alcalde de Yebra. En todo caso, no habéis tenido ninguna postura al respecto. Ni firme ni seria. Mucha tibieza y complacencia, y ningún esfuerzo por evitar lo anunciado, que tantos problemas nos ocasiona a la sociedad de Guadalajara. En resumen, ninguna autoridad por parte de Román y Cospedal, mucho doble juego y ninguna firmeza, tampoco para exigir al alcalde de Yebra que preste oídos al clamor de sus vecinos, de su comarca, de su provincia y de su región. Por consiguiente, ningún respeto a los ciudadanos de Guadalajara. Queridos diputados del PP, hay que reconocer que el galimatías de la secuencia inconclusa de declaraciones y contrarréplicas le quitan las ganas de opinar a cualquiera. Comprendo vuestro silencio, cobarde en sí, pero cualquiera abre el pico en estas circunstancias. Pero claro, el asunto no es trivial. Guadalajara, antes y ahora, ha manifestado por activa y por pasiva su rechazo al cementerio. Aquí están la primera y la última central nuclear. Vuestro silencio es cómplice y, en consecuencia, inadmisible.
Os rogaría que, en vuestra previsible contestación, no os descolguéis con la patochada de que quien decide la instalación es Zapatero, es el Gobierno central. Porque si hubierais evitado que Yebra lo pidiese, Zapatero ni se lo plantearía ni siquiera como opción a tener en cuenta. Ahora sólo nos queda ponernos manos a la obra, codo con codo, para que al final el cementerio no recale en Guadalajara. En ese empeño necesitamos que estéis de nuestra parte porque hay que arreglar como sea este desaguisado. Conocéis también la firme postura del presidente Barreda. Cuando se trata de defender de verdad a Guadalajara y a Castilla-La Mancha, sabéis que podéis confiar más en él que en vuestra lejana lideresa. Siempre a vuestra disposición.
Postdata. Cuando os escribo estas líneas, acabo de recibir la noticia de que el Ayuntamiento de Villar de Cañas, en Cuenca, gobernado también por el Partido Popular, se ha apuntado a la carrera en pos del cementerio nuclear. La nula autoridad de Cospedal y la indecisión de vuestro partido a nivel regional nos generan un serio problema. Uno más.