Causas legítimas
01/10/2010 - 09:45
Apuntes
La querella presentada por la nieta del presidente del Gobierno de la Segunda República Juan Negrín contra la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional por paralizar la apertura de fosas de la Guerra Civil y el franquismo resume la comprensible pesadumbre de las víctimas al ver contravenidos los objetivos del proceso incoado por el juez Garzón.
Un malestar que se expresa a través de los cauces procesales habilitados al efecto, especialmente pertinentes para aclarar si la Sala debería haber consultado a las partes concernidas antes de adoptar una resolución de carácter cautelarísimo. Más discutible es, sin embargo, que la querella ahora interpuesta acuse de prevaricación a los magistrados que adoptaron la decisión y al fiscal que la pidió, lo que significa tanto como atribuirles el impulso de la medida a sabiendas de que es injusta. El impulso a una causa penal sobre efectos tan dolorosos de la contienda civil y de la dictadura aboca de forma inevitable la legítima reivindicación de los familiares al terreno del conflicto jurídico. Pero las discrepancias que afloren no deberían llevar a cuestionar ni la legalidad de aquellas resoluciones contrarias a los propósitos de Garzón, ni a identificarlas como una vulneración ilícita de la memoria de las víctimas.