Cazadores y agricultores

El sector cinegético tiene innumerables ramificaciones –granjas, rehalas, armería, orgánicas, licencias, taxidermistas, agencias de viajes, hoteles...– que colaboran a que la caza mueva en nuestro país entre 5.000 y 6.000 millones de euros anualmente, generando unos 100.000 empleos. Sólo en el sector del transporte se llegan a facturar cerca de 500 millones de euros, se calcula que 1.220.000 cazadores utilizan cada año vehículos especiales todoterreno para la actividad cinegética. El segundo sector que más factura, según estudios de la RFEC, es el de piezas abatidas y cobradas: 395.866.394 euros. Las jornadas de caza de ciervos y la comercialización de los 70.863 ejemplares abatidos suponen unos ingresos de 71.550.394 euros. El arrendamiento de cotos fue el tercer sector que más volumen económico generó: 392.951.931 euros. En España los terrenos acotados se sitúan en torno a los 40 millones de hectáreas. Y el arrendamiento por temporada oscila entre 6 y 21 euros por hectárea. En Guadalajara, esta temporada se ha llegado a las 16.000 licencias. Según los datos facilitados desde la Delegación Provincial de Agricultura y Desarrollo Rural, desde el pasado mes de octubre y hasta febrero se celebrarán unas 2.000 monterías. Con un total de 667cotos, la caza en la provincia tiene ya nombre propio y son muchos los municipios que logran que el invierno rural sea un poco menos frío gracias a la actividad generada por monterías, días de caza y todo lo que rodea a esta actividad. Como se viene haciendo desde hace siglos, sólo es necesario hacer compatible esta práctica, entre el deporte y la actividad medioambiental, con el resto de acciones con las que comparte espacio. La principal, la agricultura. Hablando ambas el idioma de la tierra, esa que comparten, caza y agricultura están condenadas a entenderse.