Cerrado por obras

21/10/2018 - 13:14 Jesús de Andrés

En el último puente, el del 12 de octubre, Guadalajara batió el record de visitantes a sus monumentos...

Así reza, literalmente, el cartel que puede leerse en la puerta del Palacio del Infantado desde hace meses. Más de cinco meses, para ser exactos. Se trató, como contaron las crónicas, de un cierre temporal, de una medida preventiva por razones de seguridad. Había sospecha de aluminosis en una parte del edificio y era necesario hacer unas catas para comprobarlo. Desconozco cuál es la lista de espera para la realización de unas pruebas como esas, pero me temo, visto lo visto, que no va a la zaga de las que sufrimos en la sanidad.

La primera en la frente fue el traslado del Maratón de los Cuentos, que tuvo que abandonar su escenario habitual. El Maratón y el Palacio son dos caras de una misma moneda, un símbolo por partida doble de la ciudad de Guadalajara, pero al parecer había poco menos que riesgo de derrumbe, y no era cuestión de abrir los telediarios con una catástrofe. Cambió el Gobierno y sus ministros, llegó el verano, y con él el turismo de fin de semana, los visitantes de paso, las gentes llegadas de fuera que se acercan a la capital de la provincia. Su gozo en un pozo. Ni Palacio, ni Museo Provincial, ni patio de los leones que valga. Una foto a la fachada y andando. Pasaron las fiestas, y más de lo mismo. E instalados en el otoño sigue el cartel mendaz, pues ni hay obras ni se espera que las haya. Parece ser que se han iniciado las catas, o al menos esa es la información publicitada, pero nada se sabe de para cuándo los resultados. Se sabe, eso sí, que las cosas de palacio van despacio.

Después de unos cuantos años pendientes del pisito del Duque, que en paz descanse, de su pretensión de convertir el Palacio en su vivienda, cuando parecía que nada peor podía pasar, llegó el jarro de agua fría del cierre. La plataforma Abraza el Infantado ha movilizado tímidamente a la sociedad alcarreña, pero la desidia de unos y otros ha impedido obtener fruto alguno. De hecho, sigue adelante el pleito del pisito y poco parecen avanzar los resultados de la analítica. Si hubiera obras, mejor no pensarlo.

En el último puente, el del 12 de octubre, Guadalajara batió el record de visitantes a sus monumentos. El Palacio de la Cotilla, los torreones de Álvar Fáñez y del Alamín, la Capilla de Luis de Lucena, el Fuerte de San Francisco y el resto de monumentos recibieron más turistas que nunca, cerca de 4.000 visitas. Supongo que muchos de ellos, ignorantes de la hipotética aluminosis, se acercarían hasta la plaza de España para ver el Palacio e intentar visitarlo. Habrá que volver, se diría más de uno, y así lo esperamos. Lo malo es que no sabemos cuándo.