
Cerrado por Olimpiadas
Todo cuanto hagamos en la vida exige trabajo, esfuerzo y sacrificio, tanto en el terreno personal como colectivo. El deporte es un magnífico símil para entender eso.
Emulando a Eduardo Galeano en su libro Cerrado por fútbol, yo estoy como peduga con zapatosnuevos esperando impaciente que se inicien los XXXIII JJOO en París para cerrar también mis puertas a cualquier distracción que no sea deportiva. Cada cuatro años repito la misma rutina para sentarme frente al televisor y empaparme de deporte.
Como competidora en activo, sé lo que significa prepararte física y mentalmente para cada campeonato. Las luchas que tienes contigo misma, los altibajos, entrenar sin descanso, el cansancio, las lesiones, lidiar con la presión, la falta de medios económicos o patrocinios, el compaginar trabajo y cuidado de hijas e hijos… Todos esos factores en contra, los convertimos como por arte de magia, en motivación, disciplina, sacrificio y perseverancia, porque al final, lo que importa no es la voluntad de ganar, lo importante es prepararse para ganar. Por eso admiro tanto a las personas que dedican su esfuerzo y su vida a superarse, dentro y fuera del mundo de la competición deportiva.
Particularmente, yo he competido y sigo compitiendo actualmente en las artes marciales aunque desde muy pequeñita ya hice mis pinitos en la gimnasia rítmica y en el baloncesto. Sí, sí, con mi metro y sesenta centímetros, era la base del equipo y no se me daba nada mal. Recuerdo con mucho cariño los entrenamientos con Nati Díaz que tristemente falleció hace unos añitos. También guardo muy buenos recuerdos de la señorita Pili; ahora es mi alumna Pilar. Qué vueltas da la vida… Bien, pues la señorita Pili nos entrenaba, además, para competir en atletismo donde participé en carreras de velocidad, de relevos y salto de longitud y altura. Hasta un año participé en la modalidad de lanzamiento de peso. Me clasifiqué la última pero me lo pasé muy bien, que también disfrutar es importante. Después entré en el mundo de las artes marciales y hasta hoy. Mucha gente me pregunta que porqué sigo compitiendo. Mi respuesta siempre es la misma, “porque es mi vida, porque disfruto, porque me ayuda a superarme, porque conoces gente maravillosa y porque tengo alma de competidora”. Mi pasión por el deporte y amar lo que hago es lo que me da la motivación necesaria para superar los momentos difíciles y disfrutar plenamente de cada logro alcanzado. Y la soledad… Esos instantes previos al comienzo de una prueba, al pistoletazo de salida, al inicio de la música o al pitido del árbitro cuando realmente sientes la soledad del deportista, los nervios ante la mirada de jueces y público y la ansiedad por no fallar. Aunque estés rodeada de miles de personas, estás sola. Sola con tus miedos, con tus fantasmas, con dudas o alegrías, pero sola. Con el paso de los años he aprendido a disfrutar de esos momentos convirtiendo el miedo y la ansiedad en ilusión y agradecimiento por poder estar ahí.
Y es que el deporte es sinónimo de superación, de traspasar los límites para poder llevar el cuerpo un poco más allá. Y no hablamos de batir récords mundiales o de ganar medallas, sino de la batalla que cada persona mantiene consigo misma para mejorar y lograr aquello que se ha propuesto.Más allá de ese espíritu de progreso, el deporte es una herramienta que cualquiera puede emplear para mejorar su vida. Es un derecho y un principio rector de la política social, cultural y económica y está fundamentado en los mismos valores que sustentan los derechos humanos. Es una actividad que promueve la justicia, la no discriminación, el respeto y la igualdad de oportunidades. Es tan importante el papel que juega en nuestras vidas que tiene el poder de cambiar el mundo desempeñando una labor clave en todas las sociedades.
Todo cuanto hagamos en la vida exige trabajo, esfuerzo y sacrificio, tanto en el terreno personal como en el colectivo. Los buenos resultados son hijos de todo eso, y para lograrlos hace falta tener disciplina y constancia en el cumplimiento de los objetivos. El deporte es un magnífico símil para entender eso. Sea cual sea, el deporte no es solo bueno porque te mantenga el cuerpo como un reloj suizo, sino que, y haciendo mención a aquella famosa frase en latín, también equilibra la mente y los ánimos.
Y esto puede que ocurra, entre otras cosas, porque el camino para conseguir la forma física que te permita, como mínimo, disfrutar de tu deporte, exige sumar voluntad de hierro, duro sacrificio y gran esfuerzo. Y ya no solo se puede aplicar esto al deportista profesional, sino a cualquiera que se tome mínimamente en serio esta sana y genial actividad humana.
Practicar deporte también enseña solidaridad, porque en toda actividad que se precie de llevar ese nombre debe imperar el llamado, y lo pongo con mayúsculas, ESPÍRITU DEPORTIVO, que está basado en el respeto hacia la otra persona, aunque sea contrincante, y en vencer o ser derrotado cumpliendo las normas. Y, por supuesto, en la superación personal y/o colectiva.
Este año se cumplen cuarenta años dedicada al mundo de la competición deportiva. Se dicen pronto. Pasados los cincuenta, mi cuerpo está lleno de cicatrices y de lesiones. Se queja muchas veces, pero si dejara de moverme, os aseguro que este cuerpecito no me lo perdonaría. Por eso siempre recomiendo a la gente, independientemente de la edad que tenga, que haga deporte o actividad física, que salga al campo, que camine, que baile, que medite, que estire todos los días. Vamos, que se mueva. Hay un dicho que dice que no nos movemos porque envejecemos, sino que envejecemos porque dejamos de movernos. Y puesto que la base del deporte es el movimiento…Pues, ¡hala, a moverse!.
Y hablando de moverse, ya hay que ir comprando las palomitas, como cual serie de Netflix se tratara, e ir calentando motores, porque el día 26 de julio se inauguran los Juegos Olímpicos 2024 seguidos de los Juegos Paralímpicos que comienzan el 28 de agosto. Con este panorama, se nos presenta un verano muy interesante.
Mientras tanto, sigamos promoviendo la práctica deportiva, el respeto, la disciplina y el trabajo en equipo y que este “articulito” nos invite a reflexionar sobre la importancia del deporte en nuestras vidas, la superación personal, la igualdad y la equidad en el ámbito deportivo y la necesidad de seguir avanzando hacia una sociedad más justa, inclusiva e igualitaria.
¡Disfruten de los Juegos Olímpicos!… Yo, cierro por Olimpiadas.