Chabolas de ‘quita y pon’

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por:
Editorial
Después de años en los que el asentamiento de la Hispano Suiza fuera cada vez más grande, ha llegado el día en el que está prácticamente extinguido. La Policía Local, escudada por la orden judicial correspondiente, derribó hace apenas 10 días siete chabolas del poblado.
Aunque todavía se resistían a salir de la que ha sido su casa durante más de una década otras diez familias, éstas han ido poco a poco abandonando el poblado, y solo cuatro han aguantado hasta el final: hasta el día 3 de marzo, fecha límite impuesta por el juez para que desaparecieran de esos terrenos particulares reclamados por su propietario. Ayer, dos de las familias más reticentes hacían las maletas y cargaban sus pertenencias en furgonetas para emprender un nuevo viaje que, casi de seguro, no les llevará muy lejos. Mientras que algunos de los desalojados han buscado refugio en el otro poblado que existe en Guadalajara, el de la carretera de Chiloeches, otros se han trasladado a un asentamiento gitano que se levanta en el paraje conocido como el Ventorro, en Marchamalo. Éste proceder no es más que un ejemplo de una nueva tendencia que se está detectando en Madrid y que, ahora, se extiende por el Corredor: la creación de microasentamientos, compuestos por unas pocas familias, en los que la convivencia es más fácil. Sin embargo, los desalojos no tienen sentido si no se evita que reaparezcan. Las chabolas no deberían ser de quita y pon. De ahí la importancia de que las dos familias que aún permanecen en la Hispano y que quieren ser realojadas en viviendas de alquiler a través de Cáritas, encuentren un piso donde vivir. El desalojo debe servir para algo más que para hacer desaparecer esos focos de inseguridad e insalubridad. Es una oportunidad para trabajar en la integración de estos colectivos que, en muchas ocasiones, no cuentan con las mínimas oportunidades.