Cien de cien

08/11/2014 - 23:00 Luis Monje Ciruelo

La semana pasada nuestro periódico informaba de que la provincia de Guadalajara, según el Instituto de Estadística, tiene 100 centenarios. Decía 99, pero yo quiero añadir a mi amigo y compañero, Avelino Antón Auñón, que falleció hace unos días cuando le faltaban tres semanas para cumplir cien años. Según las previsiones, los centenarios de hoy, en 2024 podrían ser 240. Y yo me alegro de ello porque el tema me viene bien para mi columna semanal pues prefiero ocuparme de los longevos mejor que de los políticos corruptos como estaba pensando, políticos, tan abundantes, al parecer, que proliferan en toda clase de escaños: nacionales, autonómicos, provinciales, municipales, y no digo de cocinas rurales porque en esos bancos junto a la lumbre los políticos no ponen sus corruptas posaderas. Me interesa más el tema de los longevos que el de los políticos porque el de estos me criaría mala sangre, mientras que el de los senectos es lo mío, sobre todo al saber que su número va en aumento. Por lo pronto, me da ánimos el pensar que dentro de diez años no sería tan raro que yo fuera uno de ellos, porque si una oposición es más fácil aprobarla cuando se duplican las plazas convocadas, también en la vida habrá más posibilidades de llegar a centenario si su número aumenta. Llegar a los cien años en la época romana en que la vida media era de veintipocos años resultaba una utopía, pero no ahora en que está en torno a los 85 años.
Prueba de ello es que en estas páginas cada vez se recogen más homenajes a ancianos centenarios. Llegar a viejos es la aspiración de todos los que vivimos porque su alternativa es peor. Pero hay que hacerlo en buenas condiciones, llegando con la mayor dignidad, sin que las arrugas del rostro sean también arrugas del espíritu. Ahora me doy cuenta de que estoy dando consejos que quizá yo necesite, obviando el precepto evangélico de la viga y la paja en el ojo ajeno. Deseamos llegar a viejos, pero nos asusta la decrepitud, olvidando que el vivir ya es por sí un premio si se llega sintiendo curiosidad por las novedades de nuestro entorno y del mundo global en que vivimos. “Nadie es tan viejo, dijo Cicerón, que no crea que puede vivir varios años más”, pero para llegar bien a viejo, añadió, hazte viejo pronto, o sea ten una vida sana. Sin leer a Cicerón, algo así escribí yo como estrambote de un soneto: “alcohol, tabaco y otros vicios/ los pagan con salud los estulticios”.