Cincuenta años de la Marcha a Barbatona

10/05/2015 - 23:00 Redacción

Miles de personas llegadas desde los más diversos lugares, muchos jóvenes peregrinos en bicicleta después de pedalear toda la noche, participaban en la marcha convocada por el obispo Laureano Castán Lacoma el 9 de mayo de 1965 en cumplimiento de la llamada del Concilio Vaticano II a promover los homenajes a Santa María Madre de la Iglesia. Rezando el Santo Rosario recorrieron los ocho kilómetros que distan desde una engalanada Sigüenza hasta el santuario de la Virgen de la Salud, en Barbatona. Muchos, provistos de bolsas y paquetes con las provisiones para comer en el pinar. La columna de peregrinos superó los dos kilómetros de longitud y aquella primera misa, a medio kilómetro de distancia del templo, al borde del pinar, donde se había instalado el altar, sería presidida por el arzobispo de Sión y vicario general castrense, Luis Alonso Muñoyerro. En el ofertorio, representación de todos los partidos judiciales con sus productos típicos. El obispo hizo entrega de cirios votivos a los hermanos mayores de los santuarios de la provincia y José Antonio Ochaita dio lectura a un bello poema. Hizo un sol de justicia y se calcula que más de diez mil personas se dieron cita en la explanada. La crónica aquella, realizada para Nueva Alcarria por Luis Monje Ciruelo, guarda mucha similitud con la que publicamos este lunes y con las que puntualmente hemos informado a nuestros lectores durante estas cinco décadas. La tradición se ha mantenido tal cual. No siempre el tiempo fue tan benigno, alguna se ha celebrado incluso cayendo nieve, pero la afluencia ha sido siempre grande, la representación eclesial del máximo nivel y también la presencia política, abultada en épocas electorales, como ayer. La suspensión durante el domingo por la mañana de numerosas misas en la capital y en la provincia y la habilitación de autobuses especiales para facilitar la asistencia de sacerdotes y fieles en este aniversario da muestra de la relevancia de la cita vivida este domingo, multitudinaria y espectacular. Que sea por los siglos de los siglos.