Alza Ciudad de Guadalajara y Sacedón comienzan hoy su aventura en Segunda B
La Segunda división B del fútbol sala nacional echa a andar este fin de semana. Y lo hace con un nuevo sistema de competición.
En esa fiesta del fútbol sala nacional están invitados esta temporada dos equipos guadalajareños. El Alza Ciudad de Guadalajara repite aventura y como es habitual lo hace en el grupo II, con equipos vascos, navarros, castellano-leoneses y aragoneses como compañeros de viaje. En la misma categoría, pero en el grupo IV (madrileños, castellano-manchegos y extremeños) debutará el Sacedón. Tras una brillante campaña, coronada con el ascenso, llega el momento de disfrutar del premio de la nueva categoría.
El Alza Ciudad de Guadalajara vive un cambio de ciclo. El banquillo tiene nuevo inquilino y Javi Uceda deja paso a Adri Martiño. La plantilla también ha sufrido una importante renovación. Así, el equipo tiene como principal objetivo “transmitir ilusión”, según el técnico gallego. Martiño reconoce que “estamos en un cambio de ciclo y hay que dar tiempo para conocernos. Ya veremos donde somos capaces de llegar, pero el punto de ser ambiciosos y competitivos lo tendremos cada fin de semana”.
Con esas premisas partirá el cuadro capitalino para llegar a lo más alto posible. “Nuestro principal objetivo es asentar la categoría rápidamente, y no pasar apuros. Luego, intentaremos meternos entre los de arriba para jugar el play-off o la Copa del Rey”, destaca el míster, aunque apunta que “no es bueno hablar de eso ahora porque no sabemos el nivel que podemos dar. Creo que el equipo va a competir muy bien y aunque tenemos un problema de profundidad de plantilla, espero que nos respeten las lesiones y que podamos hacer una gran temporada”.
El equipo debuta mañana sábado, a las 18.00 horas en el San José ante el Ibararte, un equipo de la localidad navarra de Zubiri que estrena categoría. “Tiene un bloque que lleva mucho tiempo trabajando junto y hay que ver cómo se adapta al cambio de categoría, pero de cualquier forma, es complicadísimo ganar un partido en esta liga”, afirma el entrenador, que perderá para este primer encuentro a Álex, por lesión.
El sueño del Sacedón
Con los lógicos nervios por el estreno y la incertidumbre por enfrentarse a lo desconocido se presenta el Sacedón en la nueva categoría, en la que solventará las dudas poniendo sobre la cancha la ilusión de todo un pueblo por hacerse un nombre en el fútbol sala nacional. La misma plantilla que logró el ascenso en mayo –el pívot Alberto Blecua es la única incorporación– es la encargada de defender el nuevo proyecto.
Roberto Urrea seguirá dirigiendo el barco desde el banquillo. “Todo nos pilla por sorpresa, no sabemos el nivel de la categoría y casi tampoco sabemos el nuestro”, dice el preparador y añade que “nuestro objetivo es únicamente, luchar por la permanencia”, dice y explica que “tenemos que intentar consolidar el proyecto y si en un futuro se quiere aspirar a algo más, todo pasa por mantener la categoría”.
Urrea considera que una de las claves de la temporada para poder cumplir sus retos estará en “puntuar en casa lo máximo posible”. Y es que el pabellón de Sacedón se ha caracterizado por ser un fortín en cada partido del equipo. “La gente del pueblo está muy ilusionada con la nueva categoría. Sacedón ha estado siempre muy enganchado con el equipo y este año estoy convencido de que va a seguir así. Su apoyo será muy importante para nosotros porque tenemos que recaudar en casa los máximos puntos posibles”, explica.
El Sacedón debutará en su feudo también mañana sábado, a las 18.35 horas ante el Madroñera, equipo cacereño que al igual que los ribereños se estrena en la categoría. En este choque la baja para el Sacedón será la de su único fichaje, Blecua, ya que disfruta de unos días libres tras su reciente boda (con otra mítica futbolista de Guadalajara, Bea Torija) y se perderá los tres primeros encuentros del equipo. “Es un jugador muy importante en la categoría y los compañeros suplirán su ausencia con trabajo y sobre todo con toda la ilusión por jugar en Segunda B”, concluye Roberto Urrea.