Civilización o barbarie

14/10/2023 - 13:01 Jesús de Andrés

Hamás, marioneta del Irán teocrático, ha buscado con su acción reventar el acuerdo de Israel con Arabia Saudí, que estaba a punto de cerrar.

Decía Hobbes que “el hombre es un lobo para el hombre”, que el ser humano en su “estado natural” está llamado a la guerra permanente, al mayor de los horrores. A pesar de tan desalentador diagnóstico, hay momentos en que no queda más remedio que darle la razón. Lo ocurrido estos días en Israel, la brutal suma de atentados terroristas ejecutados por Hamás, ha adquirido tal grado de salvajismo que cuesta encontrar calificativos. No se trata del lanzamiento indiscriminado de cohetes al estilo de los que nos tiene acostumbrados Putin en Ucrania cada día, no, estamos ante la agresión de cientos de terroristas armados hasta los dientes buscando generar el mayor daño posible a una población civil desprevenida que celebraba un día de fiesta. Hordas de bárbaros disparando, violando y secuestrando a jóvenes que asistían a un concierto, a conductores que circulaban con sus vehículos o a familias que descansaban en sus kibutz.

Hamás, marioneta del Irán teocrático, ha buscado con su acción reventar el acuerdo de Israel con Arabia Saudí, que estaba a punto de cerrarse. Una vez más se impone el fanatismo de los ayatolas, esos mismos que suministran drones a Rusia, a través de la violencia. El pueblo palestino no tiene bula por mucho que sufra y haya sufrido en el pasado. Los palestinos, utilizados por unos y por otros, hace tiempo que cambiaron ideología por intolerancia religiosa. Han tenido, a lo largo de los años, múltiples ocasiones de elegir otras opciones, pero no lo han hecho. De los tiempos de la OLP, con Yasir Arafat al frente, no queda más que un nostálgico recuerdo. Al igual que otros pueblos desesperados, como los saharauis, se han echado en brazos de quienes han sustituido a sus antiguos valedores.

Israel tiene todo el derecho del mundo a defenderse. Es algo que está ocurriendo en las costas nuestro mar Mediterráneo, que nos puede alcanzar aquí también si el veneno se sigue expandiendo. A muchos ha sorprendido saber que si Israel puede cortar la luz y el agua en Gaza es porque se los estaba suministrando; igual que a alguno le habrá explotado la cabeza al ver en un mapa que ese territorio, una cárcel al aire libre, decían, comparte frontera con Egipto, la cual este país tiene cerrada desde hace años. El narcisismo buenista de nuestra extrema izquierda va más allá de la estulticia moral, más allá de la ignorancia: es cómplice del terrorismo que lucha contra nuestros valores. Mujeres con pañuelo, homosexuales perseguidos, sumisión al clero, persecución del infiel. Ese es el escenario. Ni un paso atrás en la defensa de nuestras libertades y de nuestros derechos. Es muy fina la línea que divide la civilización de la barbarie.