Colegio Mayor
Una de las mejores épocas de mi vida fue el tiempo que pase en un Colegio Mayor. Supe entonces lo que era la libertad de una gran ciudad y supe que era dueña de mi destino, que podía ser todo o no ser nada.
Una de las mejores épocas de mi vida fue el tiempo que pasé en un Colegio Mayor que dependía de la Universidad Complutense de Madrid, la antigua Residencia de la calle Fortuny. Supe entonces lo que era la libertad de una gran ciudad y supe que era dueña de mi destino, que podía ser todo o no ser nada, y que tenía toda una vida por delante. Fueron años de amor, de revolución, de aprendizaje y de mucha diversión.
Hoy el mundo es más difícil para los jóvenes, aunque debo decir que los que conozco son admirables, pero, según las encuestas, otros muchos abandonan la lucha y se afilian al nihilismo. La educación sentimental y sexual es complicada. Para los viejos actuales, entre los que me incluyo, la vida era más romántica, nosotros bailamos y nos enamoramos mecidos por la dulce voz de Elvis Presley preguntando ¿Vas a estar sola esta noche? O con The Beatles y Yesterday, Los Brincos ofreciéndote un sorbito de champán. Y crecimos políticamente con Los Lobos y Vientos del Pueblo… Los jóvenes actuales van a la discoteca con música de baam-baam y versos reguetoneros de La Groupie, por citar como ejemplo algún fragmento sin que me censuren: “Darte como a una perra, jalarte por el pelo, tirarte al suelo”, para empezar. Pero escuchen ustedes a grupos famosos Chulo sin H, La ocasión o a Dale Pal Piso “Tú pusiste el pan y yo pongo el hot dog, si viene tu amiga le damo’a las dos”. Hay mucho ingenio cochambroso en estas canciones voceadas mientras se perrea, y todas tienen palabras vejatorias para las muchachas en flor. ¿Y ahora piensan que las jóvenes universitarias se escandalizan por un ritual provocador de recién llegados a la libertad? Ellas ríen, les disculpan, les dan el SÍ contractual con condiciones y se van todos juntos a una capea.
Y, aprovechando el suceso, que se saldaría con una seria advertencia del director del colegio, algunas ministras, los partidos, la TV, los tertulianos, la prensa, llegan rasgándose las vestiduras, convocando al fiscal por si fuese delito de odio ¡No, no es odio, es una broma, una forma grosera de ligar! No es bonito ni educado… Tiempo tuvieron los políticos de hacer una ley de educación buena en estos 40 años. No les fastidien la vida a unos chicos con tanta hipocresía ¿no recuerdan ya como nos equivocábamos con 18 años?.