Como agua de mayo
Queremos reflejar este mayo, del que puede que se abuse mucho, pero que algo tendrá el agua cuando la bendicen...
Cuando éramos pequeños, nos viene ahora a la memoria, solíamos cantar aquello de “agua de mayo críame este pelo y ya que me lo crías, críamelo bueno”. Nos viene también a la memoria aquello otro, cuando estudiábamos Literatura, del Romance del cautivo que “por mayo era por mayo cuando la calor calienta, canta la calandria y responde el ruiseñor…”preciosa composición poética cantando a la naturaleza y al privado de libertad…pero no es literatura lo que ahora queremos reflejar Este mayo, del que puede ser que se abuse mucho, pero que algo tendrá el agua cuando la bendicen…nos viene cuajado de preocupaciones si miramos a la situación política en que nos encontramos. Si en el mito de Prometeo se dice que los dioses hubieron de dotar al hombre del arte político porque seguramente se hallaban en un gran laberinto cuya salida estaba más que complicada, ahora con toda la Política que tenemos no sabemos como saldremos de la compleja situación en que nos hallamos metidos y que puede seguir parecida tras las elecciones pues nadie nos garantiza que su repetición sea sinónimo de otros resultados o de otras voluntades posteriores para formar el tan necesario Gobierno. En este mes de mayo del que tanto se ha dicho por escritores, poetas y literatos nos acordamos de esta complejísima situación política en la que andamos metidos y cuya salida parece estar tan escondida y oscura como aquella en que la crisis económica nos metiera hace ya bastante tiempo pues, insistimos, que votemos otra vez, además de un gran gasto que debería invertirse en otras necesidades del ciudadano, no garantiza una solución. Alguno tal vez diga que de otras peores hemos salido, y faltaría más que no fuéramos capaces de salir de ésta, pero mejor que no se hubiera llegado a ello. Ni culpables ni irresponsables, todos tenemos que asumir la responsabilidad de haber llegado a esta situación y claro está que quienes tenían y tienen como profesión la Política tendrán mayor responsabilidad y pensar si hay otra manera mejor para gobernar a los pueblos o al menos otras leyes electorales. Nos quedamos hoy con la cita aquella de que “el pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista ajusta las velas”.