Con Bildu, hemos topado

10/06/2011 - 00:00 Antonio Casado

 
   Si las cosas no cambian en las próximas horas la coalición Bildu, donde están empotrados los amigos políticos de ETA, colocará a su candidato, Juan Carlos Izaguirre, al frente de la alcaldía de San Sebastián, tras el largo reinado del socialista Odón Elorza. Es por ahora el efecto visible más relevante de la decisión del PNV de no entrar colaborar en un cordón sanitario contra Bildu junto al PSE de Patxi López y el PP de Basagoiti. La salomónica postura del PNV -ni frente común con Bildu en contra del PP ni frente común con PP-PSOE en contra de Bildu-, le ha llevado a anunciar que se limitará a votar su propia lista sin previa negociación de apoyos por parte de terceros.

   Es decir, que PSE y PP son libres de votarle o no. Pero si no le votan dejarán en bandeja de Bildu las alcaldías de al menos nueve municipios donde ninguna fuerza política obtuvo mayoría absoluta. Entre otros, el de San Sebastián, donde sólo un imposible pacto PNV-PSE-PP (a favor del candidato de uno de los tres) impediría el acceso de Bildu a la alcaldía. La decisión del PNV de votarse a sí mismo incluye la de no hacerle ascos a quienes quieran apoyarle. Y ese es el nudo de la cuestión, porque no es descartable que el malestar de los dos partidos de ámbito nacional con el PNV les lleve a no votar la lista del partido de Urkullu, aunque eso signifique el acceso de Bildu a una alcaldía. O, por precisar, de la parte de Bildu que simpatiza con ETA, si bien un genérico propósito de la enmienda les ha puesto a las puertas de las instituciones.

   Lo singular de la situación política en el País Vasco, donde este sábado se constituyen los ayuntamientos y se elige a los alcaldes según los resultados del 22-M, es que sobre esa parte de Bildu compuesta por los "independientes" de sus listas, sigue planeando la sombra de ETA. Simplemente porque la banda no ha desaparecido y porque quienes militan en la llamada izquierda abertzale nunca se distinguieron por condenar las violaciones del Quinto Mandamiento y el Código Penal en nombre de la causa de la independencia vasca. A la espera de saber si su genérica condena de la violencia va en serio, se disponen a gobernar con mayoría absoluta en 88 ayuntamientos vascos y navarros.

  Además tienen posibilidades de gobernar en otros 25, donde la coalición fue primera fuerza aunque por mayoría simple. Respecto a estos últimos (22 en Euskadi y tres en Navarra), se hacen quinielas sobre posibles pactos. Y se procesan las intenciones de quienes voten las candidaturas de los amigos de ETA o acepten sus votos para imponer las propias. Lo primero está totalmente descartado en el PP y el PSE. Lo segundo requiere al menos una precisión: también son votos de Bildu los que proceden de Eusko Alkartasuna o de la escisión de Izquierda Unida, cuya trayectoria es democrática e incompatible con el uso de la violencia.

  
  
  

  

  

 

  


  

  

  

  

  

 

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