Contra la contaminación acústica

31/01/2011 - 00:00 Redacción

Guadalajara quiere ser una ciudad menos ruidosa aunque la multiplicación del parque de vehículos convierte esta tarea en un arduo trabajo. Aunque durante los últimos años desde el Ayuntamiento se han tomado medidas como la colocación de nuevos semáforos, la creación de badenes, o la multiplicación de los pasos de peatones que implican que los conductores tengan que disminuir la velocidad y, por consiguiente, el volumen de ruido que provocan, lo cierto es que todavía se mantienen puntos calientes como la calle Ingeniero Mariño, Toledo, Amparo, Ramón y Cajal o la avenida del Ejército. El tubo de escape de una moto, el claxon de un coche o el ruido de motor de cualquier vehículo es toda una sinfonía de ruidos desagradables y audibles a cualquier hora del día o de la noche, convirtiéndose en uno de los mayores contaminantes del medio ambiente y presentando un problema de importancia para la salud del hombre. Según diversos estudios, el 80% del ruido que se produce en las ciudades obedece al tráfico rodado que, en los últimos veinte años, se ha multiplicado por tres. Dicen los especialistas que cualquier exposición a un sonido por encima de ochenta decibelios es peligrosa para el oído. Una calle en obras o una vía con tráfico fuerte registran esa intensidad dañina. Muchas personas sufren pérdidas de audición progresivas causadas por exposiciones a sonidos demasiado altos. Pero no sólo el cuerpo se resiente. El ruido también afecta a la mente. Estrés, agresividad, ansiedad y conductas depresivas son sólo algunos de los males vinculados a este problema. La contaminación acústica es un problema cada vez más preocupante. Aún cuando se rreconocía que la vida en la ciudad es cada vez más ruidosa, parece que no se había concedido a este hecho la importancia que merece. Desde hace un tiempo el Consistorio capitalino se ha puesto manos a la obra para intentar erradicar el problema. Pero con eso no es suficiente. También es nuestro deber difundir una educación acústica ciudadana, evitando así sus repercusiones directas e indirectas sobre el hombre y el medio ambiente.