Contra la vida

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

El fusilamiento de los tres condenados por el doble atentado de Bali, que en 2002 provocó la muerte a 202 personas, dio lugar ayer a muestras de solidaridad islámica con los ejecutados en las dos localidades de Java de las que eran originarios. Las exequias por los tres integrantes de la Yemaa Islamiya convocaron, en todo caso, a un sector más que minoritario de los 200 millones de musulmanes indonesios.
El homenaje brindado a su memoria mantiene el interrogante sobre si el proceso y ajusticiamiento ha podido acabar con la pretensión de imponer por la fuerza un estado islámico que abarque buena parte del sudeste asiático, o si ha podido cohesionar un grupo tan reducido como irreductible dispuesto a proseguir con el terrorismo en nombre de Alá. Pero es la aplicación de la pena de muerte, en este caso contra tres hombres condenados por una de las mayores masacres del terrorismo global, lo que ha acabado pasando desapercibida como opción penal radicalmente incompatible con ese fundamental derecho, el derecho a la vida, que la Yemaa Islamiya cuestiona desde su atroz fanatismo.





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