Corazón de barrio

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Editorial
Contenedores, autobuses, comercios, zonas verdes... son algunas de las dotaciones que conceden vida a un barrio, concretamente calidad de vida. Pero para que un barrio funcione de verdad necesita corazón. El latido de las nuevas zonas residenciales llega cuando sus habitantes comienzan a tomar conciencia de vecindario.
Sentirse parte de una comunidad es fundamental para conseguir que los nuevos barrios se integren en la ciudad. Y no es fácil. La capital ha vivido en los últimos años un auténtico aluvión de nuevas barriadas, que casi no tenía tiempo a digerir de una en una. Después del boom inmobiliario la expansión se ha relajado y, tal vez ahora, los responsables municipales consigan que los procesos de integración se realicen de un modo más lógico y eficaz. Aún así los primeros que llegan, como en este caso les ocurre a los habitantes de Las Cañas, están llamados a pagar la ‘novatada’. Son ellos los que verán cómo llegan los servicios necesarios, con cuenta gotas, poco a poco, para que todo esté listo cuando de verdad los nuevos inquilinos se decidan a trasladar su proyecto vital a lo que hoy resulta algo árido. Apenas unos meses, quién sabe si un año, pasarán hasta ver que Las Cañas ya es un nuevo barrio de la ciudad, con nombre propio y con esa identidad que le imprimirán los miembros de su creciente comunidad. Al Ayuntamiento sólo hay que seguir pidiéndole sensibilidad con las necesidades de cuantos habitan estas zonas en expansión y que desean ver amortizado el pago de sus impuestos como cualquier otro vecino de Guadalajara. La llegada de contenedores y de las líneas de autobús urbano debe ser sólo el comienzo de lo que los vecinos esperan, la verdadera equipación de este nuevo área residencial. Estrenar una casa, comenzar un nuevo proyecto de familia o mudarse a una nueva ciudad son decisiones difíciles que no deben verse truncadas al aterrizar en un barrio que no es el soñado.