Crímenes y crímenes

19/06/2021 - 15:25 Pedro Villaverde Embid

 Prisión permanente- nada de revisable- lo que fue la cadena perpetua en su día, porque rechazamos la pena de muerte hasta en estos casos de violencia vinaria- es la respuesta legal que deberíamos aplicar.

No todo son buenas noticias con el levantamiento del estado de alarma, los cierres perimetrales, la recuperación, en una palabra, de la libertad y es que algunos hacen uso inapropiado de la misma o como son los casos que nos ocupan, espeluznante, porque estupor, rabia, dolor e incomprensión- y no lo justificamos por problemas mentales-- nos causa que un hombre mate a sus hijos únicamente para hacer daño a la madre, o bien, a la pareja que le acogió de manera caritativa por sus deudas, llegando a irse dos meses del hogar mientras seguía pagando la hipoteca. Es lo que le pasó, a groso modo, a Nicoleta Clara, una chica de 41 años muerta a manos de ese criminal el pasado 30 de mayo en Alovera, en el que deseamos sea el primer y único caso de violencia machista que se registre en todo el año, sucesivos y nunca, en nuestra provincia y el mundo. Y solo es un botón de muestra de tantos y tantos asesinatos detrás de los cuales hay una persona con su familia y su entorno. 

  La violencia de género y la vinaria- como se conoce el tipo delictivo que ha privado de vida a Anna y Olivia, dos pequeñas y preciosas niñas llenas de alegría y futuro- es perversidad, maldad, odio, egoísmo en grado extremo por un ‘yo’ herido, enfermedad moral y causa un dolor tan profundo que nunca podrá desaparecer ni en la víctima final, la madre, ni en el entorno, en particular los padres de la bestia, llamada ‘bastardo’ en las distintas concentraciones, que aun menos podrán entender la muerte de un nieto a manos de ese hombre al que en su día acunaron y fue un dulce bebé.

  Prisión permanente- nada de revisable- lo que fue la cadena perpetua en su día, porque rechazamos la pena de muerte hasta en estos casos- es la respuesta legal que deberíamos aplicar; manifestaciones de repulsa, rechazo, intolerancia hacia cualquier agresor, sensibilidad y solidaridad, la contestación social y dotación de recursos para proteger a las víctimas y unidad política, la reacción institucional. Cualquier crimen merece castigo y ninguno se puede legitimar, pero hay crímenes y crímenes. Y algunos claman al cielo.