Criticismo social
09/03/2013 - 00:00
El método histórico y concreto aplicado al análisis e interpretación de nuestra sociedad actual da como resultado un mejor conocimiento de lo que podríamos llamar movilidad social. La continuidad del concepto de hombre subyace en toda explicación del mundo moderno. En los comportamientos de la sociedad actual ya no hay secretos. Conociendo al hombre (que es el mismo de siempre) conocemos a los grupos e instituciones sociales. Qué lejos estamos de aquellas motivaciones utópicas, visionarias y hasta proféticas de la izquierda europea saliendo en oleadas de las fábricas, desarrapados, al sonido de una sirena que anunciaba el fin del turno laboral. Otro sonido interior de la razón nos ha despertado a todos para darnos cuenta de que el socialismo moderno (mezcla de materialismo, marxismo y frustración) nace de la ambición que el capitalismo crea y alimenta. Existe hoy día una izquierda burguesa.
El deseo de riqueza inmediata, el beneficio rápido y acelerado, la corrupción y el mecanismo de influencias creíamos que eran consustanciales a sistemas y economías capitalistas. Por el contrario, la llamada izquierda ideológica y social se presentaba ante el mundo con una alternativa ética y regeneradora, llena de justicia y de igualdad. Sin embargo, ha sucumbido a la tentación y hoy día, cuando llegan al poder, está implicada en todas las prácticas abusivas, interesadas y egoístas formando, lo que he llamado en otras ocasiones, el capitalismo de Estado, viviendo a su sombra que no es sombra sino poder y no en la sombra.
?La nueva izquierda, que no es nueva ni es izquierda. Es tan vieja como el hombre, la avaricia, a codicia, la política, el poder, el dominio, el estilo de vida burgués que tanto criticaban.. Aprovecharon una circunstancia histórica, cultural y europea (la era industrial) para introducirse en la carrera por el poder prometiendo lo irrealizable y realizando lo no prometido, o sea, engañando a las masas con un manifiesto, con un mensaje cuajado de mentiras, de odio de clases, de materialismo dialéctico contra todo lo que fuese pensamiento, tradición, civilización humanista, contrastada y occidental. Ahí tenemos el resultado. Se han tenido que adaptar a las nuevas circunstancias de la clase media para poder sobrevivir. No les importa ya nada la ideología inicial mesiánica sino la realidad. Ya no usan la lucha de clases sino la clase de lucha que les lleve al poder y vivir de él. Ya no culpan a las ideas, ya no critican a las ideologías sino descargan sobe el sistema y ellos mismos se incorporan a él cuando responde a sus intereses. La socialdemocracia actual es una fusión de intereses para confusión de los ciudadanos.
marcha sobre las instituciones se produce en los mismos términos de siempre. Para entendernos, reúne a grupos socialistas y marxistas y recogen todas las conciencias naufragas de ciudadanos que se sienten frustrados y se resienten de sus expectativas económicas o sociales y que sólo son capaces de transmitir lo que tienen, o sea, resentimiento. Se propusieron renovar el socialismo y no lo han conseguido. Por el contrario, el socialismo les ha cambiado a ellos. Son tan capitalistas, militaristas, nada pacifistas ni ecologistas, dominantes, sectarios, inmovilistas, dogmáticos, intransigentes y elitistas como todos los demás que ellos critican. Rechazan toda identificación y referencia con otras formaciones o ideologías convencionales. Sus análisis de la sociedad, sus estrategias de transformación y su concepto de la organización son las mismas que usa el capitalismo más ortodoxo y tradicional. Se reproducen por ciclos. Primero echaron mano de una generación más bien joven. Después usaron el antiautoritarismo y el ansia de protesta. Ahora la indignación y el descontento. Ya no creen en los movimientos sociales. ¿Cuál será la próxima fórmula?