Cruzados mágicos
El trasvase de las varas de mando se ha realizado con normalidad y respeto, salgo algún berrinche en Barcelona, con el ordinario remate final de Xavier Trias, frustrado candidato del partido de Puigdemont: “¡Us bombín a tots!” Algo así como que “que os den”.
El trasvase de las varas de mando se ha realizado con normalidad y respeto, salgo algún berrinche en Barcelona, con el ordinario remate final de Xavier Trias, frustrado candidato del partido de Puigdemont: “¡Us bombín a tots!” Algo así como que “que os den”, “que os zurzan” o, como canta Eskorbuto y admite la RAE, “iros a la mierda”.
Los antiguos convergentes han recibido de su propia medicina. En el partido pujolista convivían hasta hace unos años, como ahora en el PSC, un alma constitucionalista y otra “indepe”. La doblez les permitía hacer un cruzado mágico, como el famoso sujetador de los sesenta, y gobernar con tripartitos a todas las bandas. Lo repetirán en la Diputación barcelonesa para pillar un presupuesto/botín de 1.242 millones anuales.
El éxito de la prenda superventas, que incendió la publicidad de la época (“levanta y separa”), radicaba en realzar la figura femenina y eliminar la incomodidad y tortura de otros soportes. El reclamo todavía mantiene dos palabras: sujeción y adaptabilidad.
El PP y Vox también se han apuntado a estos conceptos en ciudades como Guadalajara y otros 135 ayuntamientos. Harán lo propio, si no se malogra, en Valencia y Baleares. En el Señorío, de momento, no se precisan esos abroches.
Las diferencias existen y en estos gobiernos, como en los mejores matrimonios, se irán agudizando pasada la luna de miel. Mejor sería no mezclar y cada oveja con su pareja, pero andan unidos en la idea feijóoniana de “derogar el sanchismo”. Muy español lo de dividirse como en Extremadura por un quítame allá esas pajas y unirse para rechazar al invasor francés o a quien venga a incordiar.
“Nunca se convence a nadie de nada”, apostilló Rafael Sánchez Ferlosio sobre las guerras, extensible a la vida política. También han andado a tiros por colocarse en las listas de sueldazo parlamentario.