Cuando los ciudadanos hablan

 

 

Si algo diferencia de forma sustancial a un estado de libertad es la posibilidad, primero de expresión de los ciudadanos sobre cualquier tema, y después de participación en la vida pública. Gobernar es difícil e implica decidir la primacía de unos intereses sobre otros al no poder satisfacer todas las necesidades. En ocasiones, los ciudadanos, además de manifestar su voluntad a través del voto, deben hacerlo de otras maneras para ser escuchados. Este fin de semana hemos vivido hasta tres ejemplos de respuesta popular ante diferentes situaciones. En bares y calles se han recogido firmas en apoyo al Deportivo Guadalajara en su lucha contra la decisión arbitraria y desproporcionada de descenderle de categoría. La protesta culminó con una concentración de aficionados, convocados por las peñas, con gran dinamismo en las redes sociales.

 

   La ciudad dice no ante lo que considera un atropello. El sábado, en Alcolea del Pinar, ediles de varios pueblos de la provincia se constituyeron en una plataforma para evitar que en sus términos municipales se investigue la extracción de gas perforando rocas, una técnica agresiva contra el medio ambiente que puede resultar peligrosa incluso para la salud de las personas y que ha sido prohibida en otras zonas de España y está siendo muy discutida en Europa y en EE.UU por sus consecuencias (el fracking).

 

 El viernes fue, otra vez, la ya constituida Plataforma en Defensa del Ferrocarril la que volvió a insistir en una reunión con la consejera de Fomento y el Ministerio de Fomento para salvar líneas y horarios de tren convencional amenazados de disminución o incluso supresión por motivos de carácter económico. Su desaparición supondría un nuevo varapalo al medio rural y una preocupante pérdida de servicios. De forma más lúdica, los vecinos de Valverde de los Arroyos, como la pasada semana los de gran parte de la provincia en el Corpus, demostraron su apoyo a tradiciones muy arraigadas en sus corazones y su historia. El pueblo unido debe ser escuchado, porque cuando son muchos piensan o sienten en una misma dirección, algo de razón llevarán.