Cuanto peor, mejor

20/08/2013 - 00:00 Santiago López Castillo

 
 
 
  La  izquierda -y también la derecha en tiempos de Zapatero- está siguiendo al pie de la letra el adagio de cuando peor, mejor. Lo que no consiguieron en las urnas lo quieren ganar por la fuerza. Bruta. Algaradas, encabezadas por ese ser tirando a energúmeno que lidera la UGT y que, sin duda, es un personaje sacado de los celuloides de Búster Keaton. Chantajes y coacciones a las instituciones, cogiendo “cacho”, y sin soltarlo, con la trama Gürtel y equiparando la trayectoria política del presidente del Gobierno actual a la de un chorizo apellidado Bárcenas al que determinada prensa airea en su afán “por vender” y con gran irresponsabilidad social, porque una cosa es publicar la noticia contrastada y otra enredar y enmendar la situación. En tiempos no lejanos, existía la prensa de “cejas altas”, responsable, intelectual, y la de “cejas bajas” a la que se la calificaba de barriobajera, también vale, mismamente “amarilla”. Pero el PSOE -con una gran estrategia informativa, Göebels en comparación con Rubalcaba era un pardillo- es más que martillo de herejes, no respeta al Estado, o sea, la Monarquía, siempre la bandera republicana, y critica la nacional, que se la apropia la derecha, dicen, qué morro. Federalismo en marcha, ar. De todo ello se deduce que cuantos más palos se pongan a las ruedas del Estado de Derecho, mejor que mejor. O cuanto peor, mejor. Y no hay día en que la institución monárquica sea abucheada o que la jueza Alaya, con los eres de Andalucía, donde hay que tener muchos ovarios, tras casi cuarenta años de nepotismo, para enchinar a quien corresponda, casi la amonesta el órgano jurisdiccional de los jueces en una instrucción valiente y modélica. Conviene el sosiego.
 
   La temperancia. No el jaleo ni el zapateado. Tampoco Zapatero. Lo cual no implica que no haya que cantar las verdades del barquero. Donde no hay publicidad resplandece la verdad, se decía en tiempos. Pero ahora todo es prensa y propaganda, como en tiempos del Movimiento. Y ahí están esos tertulianos en cuadrilla -siempre los mismos, obsérvese, los que no saben escribir y cuando hablan echan faltas de ortografía-, con más ahínco que los hooligans de los equipos de fútbol. Ahí está Pedro Jota, siempre en primera persona, el único liberal del universo, el del video en el culo, qué vergüenza, recompuesto por la diseñadora de la Prada o el prado, que no el museo. Que le cogió ganas a Rajoy por no sé qué concesiones de las ondas magnéticas, quiero decir mangantes. Hasta Luis Mª Anson en el periodismo, maestro y amigo, hubo de plegarse a los presupuestos -económicos y de los otros- para tener una columna en el periódico El Mundo, o sea el ombligo del ídem, después de haber ejercido (a Anson, me refiero) de director de ABC, al que, con ByN, de la misma Casa, levantó una gran empresa periodística con su saber e inteligencia.
 
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