Cuco, Sortu y Garzón

25/03/2011 - 00:00 Rafael Torres

   La absolución de El Cuco por los delitos de violación y asesinato ha activado de nuevo el gran tsunami popular contra la Administración de Justicia. Al menor implicado en la desaparición y muerte de Marta del Castillo no se le ha podido probar su participación en los hechos, salvo en lo relativo a su encubrimiento, de modo que la ligera condena de tres años de arresto mediopensionista dictados en la sentencia ha inclinado a los padres de la infortunada adolescente a romper todo vínculo de confianza y sumisión con la Justicia de los tribunales, para esperarlo todo, según sus palabras, de la justicia carcelaria. Sin embargo, y a resguardo del respeto que merecen el dolor y la desesperación de los padres de la vívtima, y hasta de la comprensión del afán de venganza directa cuando falla la diferida y vicaria de la Justicia, sabe señalar que el juez emisor de la sentencia no podía, en puridad, proponer otra: las acusaciones no aportaron pruebas concluyentes de la culpabilidad del reo, la defensa creó la duda razonable en un brillante trabajo y, más decisivo aún, los restos de Marta, donde se hallaría el relato cierto de lo sucedido y la identidad de sus verdugos, nunca se encontraron. Lo que no está en los autos, se dice en la jerga judicial, no está en el mundo, y esa mecánica garantista, para la que es preferible que un culpable quede libre a que un inocente vaya a prisión, ha de complacer por mucho que, eventual y paradójicamente, indigne.
   En éste caso de El Cuco, los padres de Marta piden a la Justicia, en realidad, un imposible, que les devuelva a su hija, pues ni todos los años del mundo de condena para el menor bastarían para mitigar, como creen ahora, su sufrimiento, si bien otros casos judiciales de actualidad hablan de demandas posibles a la Justicia que ésta desoye: el de la legalización de Sortu, partido que aún cumpliendo con los requisitos legales para su inscripción ha recibido el NO del Supremo, y, particularmente, la conducta de éste Tribunal respecto al juez Baltasar Garzón en su intento impecable y simbólico de investigar los crímenes del franquismo, y que ha llevado a éste a pedir amparo, justicia en suma, al Tribunal de Estrasburgo. O lo que es lo mismo: que la Justicia española parece ser garantista según con qué y a veces. .