Cuestión de formas

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

EL COMENTARIO
Nuria Fernandez, Periodista
Hay veces que la realidad supera a la ficción y nos ofrece situaciones rocambolescas como la que se vivió el pasado viernes ante las puertas del Ayuntamiento de Guadalajara. Jesús Saboya, propietario de la empresa Avicu, se encontraba reunido con representantes del Ayuntamiento de Guadalajara para pedirles su ayuda, cuando los trabajadores de la empresa llegaron hasta la plaza Mayor para protestar por el impago de sus nóminas desde hace casi tres meses.
Como es de imaginar la situación se puso muy tensa y ante la negativa, una vez más del propietario de la empresa a hablar con ellos, el flamante y carísimo coche del empresario, (inexplicablemente aparcado en la plaza Mayor), pagó los platos rotos: acabó lleno de pegatinas y con una rueda desinflada. El encuentro, o más bien el desencuentro, no aclaró nada, sólo sirvió para aumentar el nivel de enfado de unos trabajadores que no tienen ni solución ni respuesta a sus problemas. Seguramente una situación muy distinta se habría vivido si Jesús Saboya hubiese hablado con los trabajadores. Seguramente no tenía nada nuevo que contarles, pero soy de las que pienso que por muy desagradable que sea el encuentro, es más honesto dar siempre la cara que tomar actitudes que indignan todavía más a un grupo que encima está cargado de razón.
Es cuestión de formas. No hay más que recordar lo ocurrido hace unos cuatro años en las puertas del teatro Buero Vallejo cuando José Bono acudió a un acto oficial. Ante las puertas del recinto se concentraban trabajadores de Promek a los que se amenazaba con cerrar la fábrica. A Bono no le quedó más remedio que hablar de forma improvisada con ellos y les prometió una nueva reunión, eso fue suficiente para calmar los ánimos y salvar el acto. Pues eso, cuestión de formas. La crisis se agudiza, y los problemas en las empresas también. Hoy en Avicu empiezan una huelga indefinida de varios días y después vendrán otras movilizaciones porque con promesas no se paga la hipoteca. La recesión está a la vuelta de la esquina y los despidos inminentes van a hacer que volvamos a situaciones e imágenes que ya casi creíamos olvidadas, con quema de neumáticos y mucha protesta en la calle. Es la hora de los sindicatos. De su talante y de sus formas dependerá el clima social que se vivirá en la calle en los próximos meses, una situación que, con los actuales mimbres, se prevé bastante movida.