Dañinos nacionalismos
23/06/2011 - 00:00
Nuevo espectáculo en el Congreso. CIU y PNV prolongan la agonía de un Gobierno que se ha convertido en el auténtico problema de la economía española. De nuevo intereses espurios han primado sobre el bien general y como casi siempre de la mano de dos partidos nacionalistas que no se sienten españoles más que a la hora de cobrar y de abusar del esfuerzo de todos, a esos que tanto repudian a la hora de dar. Ellos sabrán que sacan a costa de que el país no avance y pueda de nuevo encontrarse en la encrucijada de someterse al dictamen de sus socios de la Unión Europea.
Y todo a costa de la marca España que tanto costó levantar con el esfuerzo y bien hacer de los españoles.
Dar oxígeno en este momento a un gobierno muerto, pero que como se está viendo aún puede hacer más daño, es llevarnos al suicidio colectivo. Realmente no nos lo merecemos. Rajoy debe tomar buena nota si acaso los necesitara tras las elecciones generales. Con estos socios no va uno ni a la puerta de la esquina. Tanto PNV como CIU se han comportado como auténticos hooligans de la política, impidiendo además que ayer se hablara de lo que realmente había que hablar: de la reforma de los convenios colectivos.
Es decir, que se hablara del mayor y más preocupante problema de los españoles que es el paro galopante que no remite. Llevan tiempo siendo cómplices de Zapatero, pero ayer rebasaron todas las líneas rojas. El Gobierno nos acerca cada vez más a la bancarrota y a éstos no parece importarles. Sus votantes deberían tomar buena nota, ya que lo que no está haciendo Zapatero también les afecta y de qué modo. Que revisen las cifras desde que en Cataluña gobierna la izquierda y cuánto siguen empeorando cada día que el presidente está en La Moncloa, gracias a los nacionalistas vascos y catalanes.
El decreto de reforma de la negociación colectiva que ayer pasó el primer trámite en el Congreso no es en absoluto la reforma que el país necesita. Y, muy al contrario, las promesas y cesiones que los socialistas tuvieron que realizar para evitar una derrota de elecciones anticipadas, ahondan en lo que debe ser un mercado laboral mínimamente regulado, que de confianza a los empresarios y éstos creen algo de empleo. Ayer fue otra oportunidad perdida para el cambio necesario en España
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