De cien a cero en sólo 12 meses
01/10/2010 - 09:45
Julia De Miguel - Concejala del Ayuntamiento de Guadalajara
Han pasado doce meses desde que Antonio Román tomara posesión de su cargo como Alcalde de la ciudad. Es tiempo de balances, de analizar cómo ha transcurrido el último año para nuestra ciudad.
Pero los balances son como las encuestas, su resultado depende de quien las haga. Dice Román que ha cumplido el 40% de su programa electoral en sólo un año. Deja, por tanto, un 60% de sus propuestas para ejecutar en lo que queda de legislatura, lo cual supondrá un 20% en cada uno de los próximos ejercicios. Esto en cuanto a los números. Pero descendamos a la realidad, a la percepción que tienen los ciudadanos y que, sin ninguna duda, es la mejor encuesta.
En Guadalajara hoy, si salimos a la calle y preguntamos a cualquier vecina o vecino, no sabría decirnos ni un solo proyecto que haya puesto en marcha el Partido Popular. O, mejor dicho, sí nos dirían uno: trasladar las ferias al otro lado de la autovía A 2. Esa es la gran obra del señor Román en el último año. Y junto a ella su otro gran proyecto: la desaparición de la Bolsa de la Vivienda. El resto de su gestión han sido intentos valdíos por regalar una parcela a los empresarios, retrasar la cesión de los terrenos a la Junta de Comunidades para que construya un campus universitario en Guadalajara, empeorar de forma palpable el estado de la limpieza en la ciudad, paralizar un proyecto de gran envergadura que había iniciado el anterior equipo de gobierno como es el Plan Especial del Casco Histórico para recuperar el centro de la ciudad o la próxima privatización del servicio de abastecimiento de agua que perjudicará gravemente a los ciudadanos.
Nefasto, señor Román. Pero lo más triste de este Alcalde es que se empeña en repetir una mentira pensando en que con ello la convertirá en una verdad. En su balance se atribuye obras como el arreglo del barrio de Cacharrerías, La Rambla o la Estación, así como la inauguración del nuevo edificio de la Policía Local y Protección Civil y del centro social de Los Valles. A ello el señor Román podría unir el nuevo polideportivo y el futuro centro social de Aguas Vivas, la escuela infantil de la calle Rafael de la Rica, la construcción de 500 viviendas municipales, el arreglo de barrios como el Balconcillo, Las Casas del Rey, la calle San Juan Bautista, el Alamín o los alrededores de San Vicente Paúl, la remodelación de la calle Virgen del Amparo y Toledo, o de la avenida del Ejército, el desdoblamiento del puente árabe, la construcción de una pasarela sobre la autovía A 2 y otra sobre el Barranco del Alamín, el arreglo de calles del centro como Juan Bautista Topete o la construcción de 1.300 plazas de aparcamiento. Y así puede seguir atribuyéndose una larga lista de logros que no son suyos. No, señor Román, no los ha hecho usted. Los hizo el anterior Alcalde de Guadalajara, Jesús Alique. Usted, por el momento, no ha hecho nada más que inaugurar y cortar cintas de proyectos que corresponden a otros. Y así seguirá durante los próximos años.
Decía el dramaturgo español Manuel Tamayo, no hay mentira más perjudicial que la verdad disfrazada. Y no hay peor ciego que el que no quiere ver. A este Alcalde, los ciudadanos le piden respuestas, que mejore la limpieza y el tráfico, que construya aparcamientos, que haga viviendas de protección oficial, que arregle nuestras calles y mejore el servicio de autobuses. Cosas sencillas, desde la cercanía de la que Román presume pero que no practica.
Un balance muy triste, en mi humilde opinión, que ha hecho pasar a Guadalajara de cien kilómetros por hora a cero en sólo doce meses. Vaya frenazo.
En Guadalajara hoy, si salimos a la calle y preguntamos a cualquier vecina o vecino, no sabría decirnos ni un solo proyecto que haya puesto en marcha el Partido Popular. O, mejor dicho, sí nos dirían uno: trasladar las ferias al otro lado de la autovía A 2. Esa es la gran obra del señor Román en el último año. Y junto a ella su otro gran proyecto: la desaparición de la Bolsa de la Vivienda. El resto de su gestión han sido intentos valdíos por regalar una parcela a los empresarios, retrasar la cesión de los terrenos a la Junta de Comunidades para que construya un campus universitario en Guadalajara, empeorar de forma palpable el estado de la limpieza en la ciudad, paralizar un proyecto de gran envergadura que había iniciado el anterior equipo de gobierno como es el Plan Especial del Casco Histórico para recuperar el centro de la ciudad o la próxima privatización del servicio de abastecimiento de agua que perjudicará gravemente a los ciudadanos.
Nefasto, señor Román. Pero lo más triste de este Alcalde es que se empeña en repetir una mentira pensando en que con ello la convertirá en una verdad. En su balance se atribuye obras como el arreglo del barrio de Cacharrerías, La Rambla o la Estación, así como la inauguración del nuevo edificio de la Policía Local y Protección Civil y del centro social de Los Valles. A ello el señor Román podría unir el nuevo polideportivo y el futuro centro social de Aguas Vivas, la escuela infantil de la calle Rafael de la Rica, la construcción de 500 viviendas municipales, el arreglo de barrios como el Balconcillo, Las Casas del Rey, la calle San Juan Bautista, el Alamín o los alrededores de San Vicente Paúl, la remodelación de la calle Virgen del Amparo y Toledo, o de la avenida del Ejército, el desdoblamiento del puente árabe, la construcción de una pasarela sobre la autovía A 2 y otra sobre el Barranco del Alamín, el arreglo de calles del centro como Juan Bautista Topete o la construcción de 1.300 plazas de aparcamiento. Y así puede seguir atribuyéndose una larga lista de logros que no son suyos. No, señor Román, no los ha hecho usted. Los hizo el anterior Alcalde de Guadalajara, Jesús Alique. Usted, por el momento, no ha hecho nada más que inaugurar y cortar cintas de proyectos que corresponden a otros. Y así seguirá durante los próximos años.
Decía el dramaturgo español Manuel Tamayo, no hay mentira más perjudicial que la verdad disfrazada. Y no hay peor ciego que el que no quiere ver. A este Alcalde, los ciudadanos le piden respuestas, que mejore la limpieza y el tráfico, que construya aparcamientos, que haga viviendas de protección oficial, que arregle nuestras calles y mejore el servicio de autobuses. Cosas sencillas, desde la cercanía de la que Román presume pero que no practica.
Un balance muy triste, en mi humilde opinión, que ha hecho pasar a Guadalajara de cien kilómetros por hora a cero en sólo doce meses. Vaya frenazo.