De la final de Champions

14/05/2016 - 19:25 Pedro L.Toledo

La corrupción es de tal calibre, que hay muchos echando cuentas a ver que hacen al suprimirse los billetes de 500 euros.

Había un genial locutor televisivo  que decía aquello de “la vida puede ser maravillosa”. Por desgracia nos dejó hace un tiempo y desde entonces, no escuchamos su “tiki taka Salinas” y hasta dudamos de que tuviera razón.    
    Estamos en un momento en que la mala uva se puede instalar con gran facilidad en nuestros corazones, a nada que nos dejemos llevar por lo que hay a nuestro alrededor.
    Estamos rodeados por politiquillos de medio pelo, lo mismo los de la casta que los advenedizos. Les ha dado igual que no hayamos sido capaces de salir de una de las peores crisis económicas, ni aun así han cedido un poco por el bien de todos.
    Ellos a lo suyo a mirarse su ombligo y como diría Serrat “resulta bochornoso verles fanfarronear, a ver quién es el que la tiene más grande”.  Que no salen bien en la foto, a repetir en junio lo de diciembre, como malos estudiantes y buenos gorrones, al fin y al cabo esta ronda la pagamos nosotros.
    La corrupción es de tal calibre que hay muchos echando cuentas a ver que hacen al suprimirse los billetes de 500 euros.  Los mismos que demonizan a un pobre fontanero por no cobrar una factura o un desempleado por hacer una “chapu” (cosas ambas lamentables y no defendibles). Y los mismos que dan pábulo a “Bertines e Imanoles”. Botarates que viven de nuestro entretenimiento, casi siempre con cargo eso sí al erario público.
    El uno señoritingo andaluz, que lo mismo canta, baila, presenta o vende jamones, sin olvidarse de echar la culpa al “empedrado” cuando sale en la foto de la Agencia Tributaria o cuando le pillan con una panameña (empresa quiero decir). Defendiendo que no sabía si aquello era legal, ilegal, alegal o simplemente inmoral, pero que culpa suya no era, porque él saber saber, no sabía.
    El otro, actorcillo de medio pelo que se las tira de progre y se tiene por el Rober De Niro español, cuando apenas es capaz de hacernos creer su papel en ese costoso, irreal y chusco retrato del realismo tardofranquista  y de la transición, que es Cuéntame. Este personaje (Imanol Arias que no Antonio Alcantara) falta al respeto, a la inteligencia de todos los españoles, cuando es pillado con alguna empresa en Panamá, primero echa la culpa a su asesor (curiosamente compartiendo testaferro con algún “gurteliano”) para después amenazar con marchase de España.
    Como diría el mismísimo Aznar “márchese señor Arias, márchese”, pero llévese consigo al señor Osborne y a casi toda la clase política de este país. Y déjenos al resto de ciudadanos que sigamos disfrutando de esta vida que, como decía Montes, realmente es maravillosa y que nos va a permitir, disfrutar de otra final de Champions entre dos equipos madrileños.
    Final para la que espero que ambos equipos  lleguen con todos sus efectivos al 100 %, para que podamos disfrutar de un partido pleno de fútbol. Luego que gane el mejor y que ese mejor vuelva a ser el Real Madrid. Me da igual si es de penalti injusto, gol en fuera de juego o en el minuto 103. Si puede ser bien y si no, pues a dar la mano y a felicitar a los Atléticos, esperando ver la final de aquí a 30 años, en  Cuéntame.  Que la fuerza os acompañe.